Uber baja de categoría
Debo reconocer que, en reiteradas ocasiones, dediqué esta columna a destacar el servicio de transporte que brinda la plataforma Uber. Sin embargo, la decisión que han adoptado desde el pasado 5 de agosto me hace de igual forma responsable para emitir mi opinión sobre este servicio, que ahora con esta modalidad viene a convertirse en una verdadera competencia para los taxistas, a quienes se les exigen requisitos específicos para ejercer la profesión. Ante esta situación, se requiere la intervención de las autoridades, a fin de que aclaren la legalidad del servicio.
Es justo reconocer que Uber llegó de manera oportuna, en época en que el “no voy” predominaba. Con este novedoso servicio, muchos usuarios acogieron la modalidad para trasladarse. De igual forma, reconozco que sus socios conductores pareciera que fueran seleccionados con pinzas, pues el trato al cliente es totalmente diferente: la atención personalizada, una conversación agradable, un servicio de primera, autos en excelente estado y hasta un refresco para consumir mientras dura el traslado, son características que hacen la diferencia en el servicio de Uber. No obstante, con la inclusión del cobro en efectivo, retroceden y ponen en riesgo no solo al pasajero, sino también a sus conductores.
Si bien el ser humano por naturaleza se resiste al cambio, pienso que Uber debe reevaluar su decisión. De hecho, su presencia logra el cambio de actitud de los conductores del “no voy”, quienes ahora también se enfrentan a la presencia de taxistas involucrados en hechos delictivos. Esta nueva situación nos reitera que hay mucho que mejorar en el transporte. Lamentablemente, es un sector que por años ha estado a la espera de una solución, mientras los usuarios sufren las penurias del sistema.
Ante la competencia desleal que representa ahora Uber con el cobro en efectivo, les llamamos a la reflexión, pues, con la actitud asumida, lo que hacen es revivir el “no voy” entre sus socios conductores que no desean manejar efectivo; además, en aquellos que sí aceptan, los pone a competir directamente con quienes se les exige que cumplan con requisitos para ejercer esa labor. Mientras, en mi Panamá, el país de las oportunidades, los usuarios de la plataforma ven cómo Uber baja de categoría, extendiéndose hasta la calidad de los autos, por la puesta en ejecución de lo que ellos llaman un plan piloto que estrangula a los obreros del volante.