Una verdadera ‘Dama de Hierro’
El mundo recibió ayer una noticia triste. Margaret Thatcher, quien gobernó el Reino Unido entre 1979 y 1990, falleció tras un ataque de apoplejía. Conocida también
El mundo recibió ayer una noticia triste. Margaret Thatcher, quien gobernó el Reino Unido entre 1979 y 1990, falleció tras un ataque de apoplejía.
Conocida también como la “Dama de Hierro”, le correspondió administrar su nación en una época difícil para el decadente imperio británico.
En 1979, cuando Thatcher asumió el poder, su país se encontraba en una crisis económica, desempleo galopante y un sinnúmero de empresas estatales quebradas producto del despilfarro laborista de la época.
La política conservadora realizó una serie de cambios, como la privatización de compañías del Gobierno, entre ellas los motores Rolls Royce, cambios laborales y menos intervención del Estado en la vida económica de ese país.
Aunque duras sus políticas económicas, con el paso del tiempo empezaron a dar resultados en el país, al traerle mucha mejoría.
Trató grandes dificultades como el terrorismo del Ejército Republicano Irlandés (ERI) y la campaña de este en llevar la guerra hacia el corazón de Londres. A diferencia de Adolfo Suárez, ex primer ministro de España, quien renunció al cargo por el terrorismo de ETA y problemas económicos, Thatcher los enfrentó como debe hacer un jefe de Estado.
Su apodo lo decía todo, porque no vacilaba en la toma de decisiones ni era de correr hacia atrás ni la traicionaban los nervios.
También tuvo errores, como el mal manejo internacional durante la guerra de las Malvinas (1982) y el dar permiso a Estados Unidos para que cazas norteamericanos usaran el espacio aéreo británico para atacar Libia en 1987.
Admirada por muchos y también odiada por otros, inclusive dentro del Partido Conservador británico, Thatcher es un ejemplo digno para los líderes del mundo.
Thatcher se unió en la lucha para derribar la cortina de hierro que cubría Europa oriental, cuyas llaves reposaban en el Kremlin en Moscú.
En 1990, Thatcher renunció al cargo por problemas internos y presiones de sus propios copartidarios, y fue reemplazada por John Mayor.
Como ella no habrá dos, es cierto, pero su forma de gobernar, aunque no fue perfecta, logró obtener un sitial en la política mundial y darle el espacio que el Reino Unido se merecía. Ojalá muchos gobernantes siguieran su ejemplo cuando están en el poder.