¡Ayúdennos, claman migrantes encerrados en el Decapolis!
Los migrantes alegan que en la frontera de EEUU, fueron detenidos, encadenados y trasladados en avión por el ejército norteamericano a Panamá. L
Panamá mantiene a 299 migrantes deportados por EEUU "bajo custodia temporal para su protección" en el hotel Decápolis sin posibilidad de salir, pero el ministro de Seguridad, Frank Ábrego, negó que estén privados de libertad.
Los migrantes alegan que en la frontera de EEUU, fueron detenidos, encadenados y trasladados en avión por el ejército norteamericano a Panamá. Los despojaron de sus pasaportes y de la mayoría de sus teléfonos celulares, los encerraron en el hotel, les prohibieron ver a sus abogados y les dijeron que pronto serían enviados a un campamento improvisado en Darién.
El tema se mantuvo bajo silencio y las autoridades panameñas solo brindaron explicaciones hasta la divulgación de un reportaje del New York Times, donde se aseguraba que al menos una persona intentó suicidarse y que otra se rompió una pierna al intentar escapar.
Según el ministro Ábrego, 171 migrantes aceptaron ser repatriados a sus países y el resto que no quieren ser deportados serían reubicados desde el Decapolis a un campamento en San Vicente, en Darién hasta que se les ofreciera asilo en un tercer país “donde se sintieran seguros”.
Ábrego dijo que nadie había solicitado asilo en Panamá y explicó que mantenía a los migrantes en el hotel en un esfuerzo por “garantizar la seguridad y la paz de los ciudadanos panameños” y como "prevención" no pueden "circular" en Panamá, porque las autoridades no conocen "a fondo" sus identidades.
De los migrantes que habían firmado órdenes de deportación, se esperaba que unos 20 partieran a sus países de origen la próxima semana. Indicó que uno de los deportados del grupo, procedente de Irlanda, ya había regresado a su país.
Cuando le preguntaron sobre el intento de suicidio de un deportado, Ábrego alegó que no tenía conocimiento previo de ello y que el migrante que se había roto una pierna al intentar escapar del hotel, se había torcido un tobillo en una escalera.
Aunque el ministro de Seguridad Pública reiteró que los migrantes no están privados de libertad, no obstante, el hotel permanece custodiado por policías con uniforme de camuflaje. En algunas ventanas del Decapolis había letreros en inglés: "por favor ayúdennos"; "No estamos a salvo en nuestro país", dice otro cartel manuscrito.
Más de una decena de migrantes, de aparente origen surasiático, se reclinaron en los amplios vidrios cruzando los brazos en forma de cruz, abriendo y cerrando los puños y mostrando una pulsera blanca de plástico en sus muñecas.
Una niña, vestida con un traje blanco y mascarilla, escribió "Save Afghan girls (Salva a las chicas afganas)", en un papel blanco escondiendo su rostro, después de solicitarlo con insistencia mediante gestos manuales.
Las autoridades panameñas no han permitido que los deportados salgan del hotel, y la abogada Jenny Soto, que busca representar a varios migrantes, dijo que los funcionarios le habían impedido entrar al hotel al menos cuatro veces.
Soto alegó que varios migrantes de Irán le habían pedido ayuda para solicitar el estatus de refugiado en Panamá.
Pero Frank Ábrego sostiene que han brindado todas las atenciones necesarias, médicas y de comodidad, y lo seguiremos haciendo hasta que el último de ellos salga de nuestro país, que es lo que se pactó con el gobierno de Estados Unidos".
Entre los deportados hay gente de China, India, Irán, Vietnam, Afganistán, Uzbekistán, Turquía, Nepal, Pakistán y Sri Lanka.
El titular de Seguridad explicó que quienes no acepten regresar voluntariamente a sus países serán trasladados a un refugio en la selva del Darién, fronteriza con Colombia, en espera de que la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Alto Comisionado para los Refugiados (ACNUR) consigan reubicarlos en otro país.
Frank Ábrego negó que Panamá haya sido involucrado por la administración Trump en un esquema de deportaciones. "No estamos embaucados ni metidos en ninguna trampa de nadie", afirmó.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) están a cargo del proceso de repatriación.
Muzaffar Chishti, miembro senior del Migration Policy Institute, un grupo de expertos no partidista, calificó el plan de Panamá como parte de “una era totalmente nueva de aplicación de la ley”, en la que Washington está coaccionando a otras naciones para que se conviertan en parte de su “maquinaria de deportación”.
Un alto funcionario de la ONU que pidió el anonimato, expresó que le estaban brindando a Panamá apoyo humanitario y técnico, pero los panameños estaban manejando de cerca a los deportados y el proceso que estaban siguiendo no estaba del todo claro.