Sucesos - 09/6/14 - 02:09 AM

El último prisionero de Tiananmen

Tras la masacre de Tiananmen la noche del 3 al 4 de junio de 1989, vino la persecución: juicios sumarísimos y miles de encarcelamientos de estudiantes y

EFE Pekín

Tras la masacre de Tiananmen la noche del 3 al 4 de junio de 1989, vino la persecución: juicios sumarísimos y miles de encarcelamientos de estudiantes y trabajadores. Hoy, 25 años después, solo queda una persona tras barrotes: Miao Deshun, el último prisionero de Tiananmen.

Miao, empleado de una fábrica, tenía solo 25 años cuando fue apresado junto con otros cuatro amigos. Ocurrió la noche del día 4, poco después de que el Ejército irrumpiera con sus tanques en las calles de Pekín y acabara con casi siete semanas de manifestaciones a balazos.

Su detención se produjo después de los cientos -o miles, según algunas fuentes- de muertes de estudiantes y huelguistas obreros que se habían unido en la emblemática plaza de Tiananmen para pedir reformas democráticas al régimen -que no su caída- y el fin de la rampante corrupción.

Tras enfrentarse, junto a otros trabajadores, al Ejército, el joven fue acusado de "incendio provocado", por lanzar supuestamente una papelera a un blindado en llamas. Con base en ese delito, el régimen le condenó a muerte, pero su ejecución fue suspendida en varias ocasiones y, finalmente, su pena, conmutada. Su salida está prevista para 2018.

"Es un tipo introvertido, muy crítico, muy delgado y alto", recuerda hoy su compañero de celda durante tres años, el artista Wu Wenjian, quien dejó la prisión en 1995 tras ser condenado a seis años por unirse a las protestas.

En conversación telefónica con Efe, Wu explica su paso por la cárcel 1 y 2 de Pekín junto a Miao, donde ambos fueron maltratados y tratados "peor que a criminales". Cada día, los presos eran obligados a levantarse al amanecer y trabajar hasta las diez de la noche, en su caso, ensamblando raquetas de bádminton.

Wu recuerda a su compañero de celda como un hombre que "no dejaba de luchar". "Sufría mucho, nunca dejaba de criticar a las autoridades, no aceptaba la pena, se negaba a realizar cualquier trabajo en la cárcel y luego desarrolló hepatitis", cuenta Wu desde su casa en Pekín, donde desempeña su vida de artista con 44 años.

Según Wu y otros condenados, ese carácter combativo es precisamente el que ha llevado a Miao a ser hoy el último prisionero que queda de aquella época, una de las pocas veces en las que el régimen se ha visto seriamente amenazado.

Los informes de organizaciones en defensa de derechos humanos, como el de China Human Rights Defenders (CHRD), lo ratifican. "En 2009, para el vigésimo aniversario de la matanza, documentamos ocho casos de prisioneros de Tiananmen que aún seguían en la cárcel. Seis de ellos fueron liberados, y hemos podido saber que otro también fue puesto en libertad en 2011, aunque no tenemos confirmación. Así que Miao es el último", asegura a Efe Renee Xia, directora internacional de CHRD.



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