Minería ilegal en Darién: Enriquece al Clan del Golfo y envenena la selva
La selva del Darién, esa frontera verde entre Panamá y Colombia, famosa por su biodiversidad y utilidad como ruta migratoria, guarda otro secreto: el oro producto de la minería ilegal que devasta la tierra como un cáncer, corroe a las comunidades, alimenta el narcotráfico y a la corrupción, pero que además deja a su paso una estela de muerte que opera a plena luz del día bajo el control directo de uno de los carteles más temibles de Colombia: el Clan del Golfo.
Desde 2022, la fiebre del oro ilegal ha crecido de forma alarmante. "La minería ilegal ha aumentado considerablemente, afectando significativamente el medio ambiente y la biodiversidad de la provincia de Darién", sentencia el subcomisionado Eric Pérez, director de Operaciones del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront).
Los ríos Balsas, las tierras del Alto Tuira y la zona del Caribe se han convertido en el nuevo Dorado para los criminales. ¿La razón? Su vulnerabilidad. El subcomisionado Pérez es contundente al explicar por qué estas áreas son el blanco perfecto: "Estas zonas son vulnerables por estar muy cercanas a las poblaciones colombianas, las cuales, por su cultura ilegal, realizan exploraciones clandestinas financiadas por el crimen organizado colombiano".
Control del Clan del Golfo
Pero este no es un negocio de pequeños buscadores. El Clan del Golfo ha puesto sus manos sobre el territorio y la gente. La evidencia de Senafront apunta a los cabecillas: "Alberto Vega Albarragán (a) Monseñor, cabecilla de la subestructura Efrén Vargas Gutiérrez y Pablo José Montalvo Cuitiva". Lejos de ser simples "protectores", el cartel ha tomado el mando.
Ya no se trata solo de extraer el metal. Las organizaciones criminales han perfeccionado su modus operandi, infiltrando la economía formal. "Las organizaciones criminales han reclutado nacionales panameños, quienes inyectan el factor logístico para la creación de empresas legalizadas en territorio panameño, para la compra y venta de oro en prendas y demás", revela Pérez.
"Han tomado el control directo de los mineros, pues los obligan a su regreso a vender el oro por debajo de su precio y adicional les cobran el mal llamado impuesto de guerra, que es el 30% para la organización minera", resaltó.
Lavado y flujo de capital ilícito
Los millones que genera este oro no se quedan en la selva. Financian el engranaje criminal más amplio del Clan del Golfo. "Actualmente, en Panamá, el clan del golfo está realizando las exploraciones en lo que es el delito de lavado de activos con la minería ilegal del Darién", explica Pérez. El centro del control financiero; sin embargo, parece radicar al otro lado de la frontera: "Se tiene conocimiento de que la logística fuerte y control millonario está en el Sur de Bolívar y el Departamento del Chocó (Colombia)".
El mecanismo de blanqueo es aparentemente sencillo, pero efectivo. "La compra de oro chatarra en distintos lugares de la República de Panamá" es el método más común identificado para lavar el oro ilegal. Y sí, este se mezcla con el oro legal para infiltrar las cadenas comerciales. "Existe evidencia por las operaciones anteriores y el seguimiento que se les da a los comuneros de la provincia, es decir, desde el primer comprador hasta su destino", confirma el subcomisionado. El destino final del dinero limpio suele ser el extranjero: "El dinero que se obtiene por la minería ilegal algunas veces se queda en Panamá, pero por la demanda actual es exportado ilegalmente a Europa o Estados Unidos".
Rutas compartidas y devastación
No son dos redes separadas, sino una sola con dos ramificaciones: narcotráfico y minería. "Actualmente, es una sola organización; por ejemplo, el componente armado custodia las rutas y las zonas de campamento, pero también realiza el registro de los mineros hasta su llegada al centro de venta", describe Pérez. Las mismas rutas que usan las drogas son abiertas por las retroexcavadoras, que no solo buscan oro, sino que allanan el camino para el tráfico de cocaína. La maquinaria pesada causa "efectos en el medio ambiente, empezando desde la contaminación del agua, la degradación del terreno, así como también la alteración del cauce de ríos y quebradas", un daño que, para muchas comunidades, es irreversible, puntualiza.
Perfil de la violencia
No se trata de enfrentamientos a tiros, sino de una ocupación silenciosa y corruptora. "Las redes de apoyo del Clan del Golfo viajan a Darién, donde el trasbordo ideológico con su política de organización de masas influye en las poblaciones más lejanas, teniendo el control con el tiempo", advierte Pérez. El armamento es discreto pero suficiente: "Estratégicamente, el clan del golfo no utiliza mayor armamento... por lo general usan armas cortas. Posteriormente, cuando llegan a la frontera colombiana, son custodiados por el componente armado", enfatizó.
Y en medio de esta tormenta, las comunidades. ¿Víctimas o colaboradoras? La respuesta del subcomisionado es fría y refleja una compleja realidad: "Actualmente, no se consideran víctimas dado que se les ha recalcado el delito que representa la minería ilegal". El imán es el dinero. "La situación global mundial es la que ha puesto a los ciudadanos panameños y colombianos a mirar fijamente el delito (en el 2022 el gramo de oro era vendido en unos $45.00 y actualmente se comercializa en $130)". Ante tal ganancia, el riesgo parece valer la pena para algunos.
Perspectivas a futuro
Datos estadísticos del Senafront revelan que operaciones como "Soberanía #3, Elías 30, Centinela 2.0, Faro, Mangle, Odín I" han dado resultados: "96 aprehendidos, de los cuales un 70% han sido colombianos y el 30% restante, panameños; además, se han desmantelado 8 campamentos.
El reto es monumental, según reconoce el director de Operaciones: "Los desafíos son globales; hasta que la demanda del oro no baje, las organizaciones buscarán la manera de incurrir en el delito".
El futuro que pinta Pérez es sombrío si no se actúa con firmeza. "Si la demanda del oro sigue subiendo a nivel global, Panamá no quedará fuera del aumento de la minería ilegal". La presión sobre el narcotráfico podría abrir las puertas a un mal peor. "Entre más haya incautación, subirá el precio de las drogas en su lugar de destino y consumo, lo que le abrirá las puertas a las drogas sintéticas por la ausencia de los derivados de la coca, opio y marihuana", explica.
Llamado a la conciencia
"Primeramente, se tendrían que realizar programas de concientización mediante los cuales se les explique a los comuneros que, aunque la minería puede ser una fuente de ingreso económico, a largo plazo les acarreará problemas de salud en su entorno, puesto que la mayoría de las poblaciones del Darién dependen de los ríos y son su mayor riqueza, los cuales quedarán contaminada sin poder usarlos, debido a los efectos del uso del mercurio", concluye.