Sucesos - 01/10/25 - 12:00 AM

Pandillas: reclutan en las escuelas, operan desde las prisiones y forman parte de redes internacionales

Por: Rocío Martins Crítica -

“Las pandillas de Panamá ya no solo operan a nivel local, desde las cárceles y reclutan menores de edad en las escuelas, sino que además están involucradas en redes más complejas que tienen que ver con el narcotráfico internacional y el lavado de dinero", afirmó la criminóloga Mabel Garrido.

Explica la especialista que hay un espacio donde su poder se consolida sin mayor obstáculo: las cárceles. “La sobrepoblación y el hacinamiento en las cárceles aumentan significativamente el poder y el control de las pandillas. Cuando el Estado pierde capacidad de vigilancia, ellas llenan el vacío”, advierte Garrido.

Fortalecimiento

Y no se trata solo de control interno. Según la criminóloga, “las cárceles se convierten en centros de operaciones que fortalecen a las pandillas”. El motivo es claro: “No hay espacios para tenerlos separados, clasificados por delito", como lo plantea la Ley 48 del 30 de agosto de 2004. "Eso no existe. Tras las rejas, la clasificación se da por grupo pandilleril”, expuso.

"Si un privado de libertad pertenece a la pandilla X, va para el pabellón en el que está ese grupo y con esa acción la pandilla se fortalece a lo interno del penal", reiteró.

Dejó claro que en las cárceles "no se pueden unir miembros de una pandilla con los de otra rival, porque eso crearía un caos, una masacre. ¡Esa es la realidad!".

Reclutamiento

En las calles, el reclutamiento avanza desde las escuelas. “Hay que fortalecer la parte preventiva en las escuelas, porque ahí se van armando los pequeños grupos de menores que quieren ingresar a las pandillas”, señala. Y aunque existen gabinetes psicopedagógicos, “estos no brindan el tratamiento como se tiene que hacer”. El resultado: “En lugar de resolver el problema, los sacan de clases, los etiquetan y los esquinan", porque no se cuenta con el personal capacitado para atender ese problema que se está presentando dentro de los colegios.

El fenómeno de las pandillas se ha incrementado en los últimos años, debido al desempleo, la pobreza, la exclusión educativa y la desintegración familiar, ya que esto genera un alto índice de violencia. "Los factores sociales facilitan el reclutamiento, puesto que muchos de los jóvenes que forman parte de una pandilla crecen en entornos donde hay mucha violencia doméstica", puntualiza la especialista.

Garrido enfatizó: "La pobreza, la exclusión social en los entornos va creando un ambiente de marginación e inestabilidad donde las pandillas ofrecen un sentido de pertenencia que muchas veces estos jóvenes y adultos no encuentran dentro de su núcleo familiar".

Legislación

La Ley 48 de 2004, que tipifica el delito de pandillerismo, ha servido para judicializar a los miembros, pero “presenta vacíos”. Garrido es contundente: “Agarran a los de menor rango, no a los cabecillas. Lo que se requiere es tratar de agarrar el pez gordo, porque esos son los que mandan y si ellos quedan libres, la pandilla sigue operando”.

Mientras tanto, las comunidades viven con miedo. “Muchos moradores evitan salir de noche, hablar con desconocidos, incluso relacionarse con vecinos”, describe. Y la economía local se resiente: “Conozco paisanos que son extorsionados y están obligados a pagar una cuota para que los ‘cuiden’”.

Soluciones

Para la criminóloga, la salida no es solo policial. Hace falta “invertir en programas integrales”. Desde su punto de vista, hay que alcanzar las causas estructurales del crecimiento de las pandillas. "En primer lugar, la educación debe jugar un rol primordial y fundamental, garantizando el acceso a las escuelas de calidad con programadas extracurriculares, tutorías, becas que ayuden a mantener a los jóvenes dentro de los sistemas educativos, brindándoles una perspectiva de futuro".

En el ámbito de salud, aseguró que "es clave la atención psicológica, de prevención de adicciones y apoyo emocional". Mientras que, en lo relacionado con el desarrollo social, ella considera que "se deben promover los espacios comunitarios seguros para hacer actividades culturales, deportivas y recreativas de diferentes tipos".

Reconoció que: “El programa Barrio Seguro fue bueno, pero muy corto"; pese a ello, "hubo chicos que lograron cambiar”. Sin embargo, sin seguimiento, muchos recayeron. “Ellos tienen que desaprender conductas para aprender nuevas cosas”.

Mientras el Estado —llámese Ministerio de Gobierno, Presidencia, Ministerio Público, Policía Nacional, Ministerio de Seguridad, Ministerio de Educación, con el apoyo de las iglesias— no ataque las causas estructurales —deserción escolar, desintegración familiar, falta de oportunidades—, las pandillas seguirán creciendo, tanto en las calles como tras las rejas, concluyó.