Agro panameño ante el cambio climático: modernización y visión
Panamá ya está explorando modelos de producción más sostenibles.
La transformación del sector agropecuario se ha convertido en una prioridad estratégica para la región centroamericana. Encuentros regionales, como el Taller sobre Mesas Técnicas Agroclimáticas del SICA, están dejando claro que el cambio climático exige más que información: requiere acción coordinada, innovación y una nueva forma de pensar la producción de alimentos.
Después de la pandemia, el mundo comprendió que la seguridad alimentaria es también seguridad nacional.
Países de América, Europa y otras regiones están revalorizando el agro como pilar de estabilidad y desarrollo.
Frente a este contexto, Panamá no puede quedarse atrás. Si bien enfrentamos limitaciones presupuestarias, también tenemos una oportunidad única: convertir cada inversión en impacto sostenible, con retornos reales en productividad, empleo y bienestar.
Una nueva agricultura: digital, sostenible y conectada
En Europa, políticas como la nueva Política Agrícola Común y la Ley contra la Deforestación ya están condicionando el comercio internacional. La trazabilidad, la geolocalización y las prácticas sostenibles dejaron de ser opcionales para convertirse en requisitos de acceso a los mercados globales. En Panamá hemos iniciado ese camino, pero debemos acelerar el paso.
La agricultura del futuro ya está en marcha: sensores IoT, inteligencia artificial aplicada al campo, bioeconomía, energías renovables en las fincas y modelos productivos sostenibles están marcando la pauta.
Panamá cuenta con ventajas logísticas, conectividad global y un sistema bancario robusto que podría posicionarnos como un referente agroexportador regional, siempre que se alinee la política pública con las tendencias globales.
La tecnificación del agro exige tres condiciones esenciales:
Rentabilidad sostenible: que lo producido genere ingresos suficientes para cubrir y sostener nuevas tecnologías.
Adaptación: la capacidad de aprender a producir en entornos cambiantes, con nuevas herramientas y desafíos.
Coordinación multisectorial: una política pública clara que alinee al Estado, los productores, la industria y el comercio.
El cooperativismo como plataforma de transformación
Uno de los mecanismos más eficaces para lograr esa transformación es el sistema cooperativo. Las cooperativas no solo organizan socialmente a los productores; son verdaderas plataformas para sumar esfuerzos, generar escala, reducir costos y acceder a nuevos mercados. Una cooperativa sólida permite agregar valor, transformar productos y abrir puertas a la exportación, beneficiando directamente a las comunidades.
El cooperativismo representa una ruta estratégica para la sostenibilidad rural y el desarrollo económico descentralizado. En un escenario donde cada rubro enfrenta desafíos distintos, la asociatividad ofrece soluciones comunes, desde la producción hasta la comercialización.
Diagnóstico claro, decisiones estratégicas
El agro enfrenta desafíos estructurales que no podemos seguir postergando. En el Gobierno del presidente José Raúl Mulino hemos asumido decisiones importantes para atender la situación actual, entendiendo que cada eslabón de la cadena alimentaria afecta al otro. Una visión integral es indispensable para tomar decisiones que protejan la producción nacional y, al mismo tiempo, eviten el aumento del costo de la canasta básica.
Reconocemos que la transformación del agro no ocurre en un quinquenio, sino a través de generaciones. Por eso, el futuro debe proyectarse con visión de largo plazo, inversión constante, educación técnica y modernización integral.
La agricultura del siglo XXI: tecnologías limpias y modelos regenerativos
Panamá ya está explorando modelos de producción más sostenibles. Entre ellos se destacan las granjas verticales, los sistemas cerrados de cultivo y la combinación de acuicultura con hidroponía. Estos sistemas crean ecosistemas de circuito cerrado, donde los peces alimentan a las plantas y las plantas purifican el agua, reduciendo el uso de químicos y optimizando recursos.
Este tipo de innovación no es opcional, es el estándar emergente en los países más avanzados. La agroecología doméstica y la agricultura familiar, por ejemplo, serán cada vez más comunes como parte de una producción más consciente, eficiente y adaptable a entornos urbanos o rurales.
Un compromiso compartido
El agro ya no puede ser visto como tarea exclusiva del productor. Es una responsabilidad compartida entre quienes producen, quienes transforman, quienes distribuyen y quienes consumen. La fuerza del sector está en su capacidad de adaptación, innovación y trabajo conjunto.
Con políticas públicas acertadas, alianzas internacionales, inversión en innovación y fortalecimiento del cooperativismo, Panamá puede convertirse en un referente regional del agro moderno: digital, inclusivo y sostenible.
Creer en el campo es creer en el país. La transformación del agro es posible si se construye con visión, unidad y paso firme.