Gusano barrenador rompió la barrera del Darién
La peligrosa plaga que devora el tejido vivo de animales resurge con fuerza en Panamá y amenaza con extenderse por toda Centroamérica.
El gusano barrenador, una de las plagas más temidas por los ganaderos de América, rompió la barrera biológica que lo frenaba en la selva de Darién, en la frontera natural entre Panamá y Colombia, y avanza ahora hacia el norte del continente, poniendo en riesgo al sector agropecuario regional.
Desde principios del siglo, se había logrado contener al Cochliomyia hominivorax, conocido también como “la mosca tornillo devoradora de carne”, gracias a un intenso programa de erradicación binacional. Sin embargo, factores como la pandemia, el cambio climático y el descuido en el control ganadero han permitido su propagación.
Este parásito ataca a animales de sangre caliente con heridas abiertas, donde deposita sus huevos. Al nacer, las larvas comienzan a devorar el tejido vivo, provocando daños graves e incluso la muerte si no se trata a tiempo.
“El animal sufre mucho porque es una cosa que le come la carne… en una semana lo mata o le hace perder una oreja o una pata”, cuenta Nelson Moreno, encargado de una finca ganadera en Darién.
La batalla contra el gusano barrenador comenzó en los años 50 en EE.UU., y Panamá fue declarado país libre en 2006, salvo en Darién, última frontera natural de contención. La clave de esta lucha ha sido la liberación de insectos estériles que interrumpen el ciclo reproductivo de la plaga.
Hoy, esa estrategia está en jaque.
Según el Dr. Carlos Moreno, director de COPEG en Panamá, el volumen de insectos que se produce en el país (100 millones semanales) es insuficiente para enfrentar una amenaza que ahora abarca Costa Rica, Centroamérica y México.
“No es lo mismo que 10 soldados enfrenten a 100, a que enfrenten a millones. Eso fue lo que pasó”, advirtió.
La reactivación del gusano se atribuye a varios factores:
- El impacto de la pandemia sobre los sistemas de vigilancia.
- El calentamiento global, que favorece la proliferación de la plaga.
- La pérdida de conocimiento sobre su control entre nuevas generaciones de ganaderos.
- El ingreso de animales infectados sin verificación fronteriza.
Por ahora, Panamá sostiene el frente de batalla en México, mientras se espera la reactivación de las plantas productoras de moscas estériles en EE.UU. y México para contener la plaga.
“Hay que tomar acción directa, no esperar que el Espíritu Santo venga a resolver el problema”, dijo el Dr. Moreno.