¿Ganó o perdió Colombia en elección presidencial?

¿Ganó o perdió Colombia en elección presidencial?

¿Ganó o perdió Colombia en elección presidencial?

¿Ganó o perdió Colombia en elección presidencial?

¿Ganó o perdió Colombia en elección presidencial?

Por: Dr. Italo Antinori B. [email protected] -

No hay duda alguna que lo que ocurra en #Colombia tiene importancia para la región y puntual sentido para #Panamá. No solo por el gran cariño y afecto que los panameños sentimos por tan maravilloso país, sino porque fuimos parte de su historia y son innegables los vínculos culturales, sociales y familiares, así como la interrelación económica de ambos Estados que se profundiza al compartir una frontera de más de 250 kilómetros de extensión.

Desde finales del año 2021, cuando se inició la carrera por la Presidencia de Colombia, llamaba la atención, por irreverente y atrevido el mensaje de Rodolfo Hernández, persona bien intencionada, experimentado ingeniero civil bumangués, exalcalde de Bucaramanga, Santander, con una personalidad extravagante, locuaz, pero simpática. Visualizaba que, por novedoso y folclórico, iba a estremecer los cimientos políticos de Colombia. Su condición de “outsiders” de la política le permitía lanzar de forma más cómoda planteamientos y críticas mordaces al sistema político, a la política y a los políticos. A pesar de que algunos al principio lo desdeñaron por viejo, sus planteamientos sonaban frescos a los muchos inconformes que cada día crece más contra los partidos y políticos tradicionales.

Otro candidato, con considerable respaldo, que se presentó a las elecciones fue Federico Gutiérrez – conocido como Fico – un ingeniero civil antioqueño, exalcalde de Medellín, Antioquia, de ideas liberales con una personalidad más formal y con mayor formación política e ideológica. Sin embargo, su mensaje bien conceptualizado y estructurado no llegó a provocar el efervescente entusiasmo que lograba generar el extrovertido Ing. Hernández a medida que se acercaba la fecha en la que se celebró la primera vuelta electoral (29 de mayo de 2022).

Por eso, confieso que para mí no fue una sorpresa el resultado de la primera vuelta. El exguerrillero de izquierdas y ex alcalde de Bogotá, Gustavo Petro (quien también posee la nacionalidad italiana por jus sanguinis). Obtuvo 8,541,617 votos que representaron el 40.34% y el “viejito” populista de derecha y exalcalde de Bucaramanga Rodolfo Hernández logró 5,965,335 votos que constituyeron el 26.17% de los votos emitidos. Ambos ocuparon el primero y segundo lugar respectivamente en la primera vuelta electoral y, por tanto, pasaron a disputar la segunda vuelta electoral porque ninguno de los dos logró la mitad más uno de los votos.

Cuando ambos candidatos arrancaron en la búsqueda de los votos para la segunda vuelta, todos los sondeos o datos demoscópicos indicaban que el Ingeniero Hernández, partía como favorito para alzarse con la victoria. A su caudal electoral, por elemental lógica, se debían incorporar la gran cantidad de los votos obtenidos por el Ing. Federico Gutiérrez, tercero en número de sufragios en la primera vuelta (5,069,448 votos que representaron el 23.9%), pues éste – de forma generosa y desprendida – lo primero que hizo al terminar la primera vuelta fue otorgar el apoyo a Hernández y recomendar a sus simpatizantes el voto para su propuesta, sin pedir ni condicionar su apoyo.

Rodolfo Hernández empezó la carrera para la segunda vuelta electoral del 19 de junio de 2022, con la corriente a su favor. Así lo indicaron la mayoría de los sondeos de opinión que predecían no solo ventajas y apoyos a su favor, sino una posibilidad de mayor crecimiento en las simpatías electorales. Mientras, al candidato izquierdista, Gustavo Petro, lo calificaban como un aspirante presidencial que había tocado su techo final en la primera vuelta, con pocas posibilidades de ganarle a Hernández.

El equipo del candidato Rodolfo Hernández consideró erradamente que su candidatura era imparable y actuaron con evidente triunfalismo, algo parecido a una borrachera de triunfo electoral previo, sin meditar que, entre la primera vuelta electoral (29 de mayo de 2022) y la segunda vuelta (19 de junio de 2022) debían transcurrir tres semanas en las que, los vientos y circunstancias, pueden variar cualquier resultado.

En nuestra obra constitucional denominada “La Segunda Vuelta Electoral”, explicamos la dinámica de la segunda vuelta electoral, donde el candidato debe concitar e instigar la obtención de la confianza y el entusiasmo de otras fuerzas políticas que no pasaron a la segunda vuelta – afines a sus planteamientos – para consolidar su propuesta y hacerse con el triunfo electoral. Pero la excesiva confianza y el sentimiento de triunfo previo son perjudiciales porque nos hace actuar como lo hizo la liebre en la famosa fábula de la carrera entre la liebre y la tortuga.

El Ing. Hernández, excesivamente confiado en su triunfo, no cortejó ni motivó los millones de votos de quienes votaron en la primera vuelta con la propuesta del Ing. Federico Gutiérrez, muchos de los cuales se ubicaban en el espectro político cercano al expresidente Álvaro Uribe Vélez, líder de innegable influencia en el escenario político colombiano. Tampoco insistió ni se preocupó por hacerlo con otras fuerzas minoritarias que eran importantes y necesarios apoyos para sumar a su candidatura. El Ing. Hernández embriagado de un triunfo electoral que aún no tenía, se dedicó a utilizar en demasía su peculiar estilo populachero, tosco y paleto que, por novedoso y por antisistema, lo encumbró en la primera vuelta. Pero, precisamente, eso que lo salvó en la primera vuelta fue lo que le perjudicó en la segunda vuelta, donde su desinhibida locuacidad lo proyectó como un aspirante carente de la prudencia para no hablar de más, ni decir lo que no debía. En vez de excesivas verbosidades, debió dedicarse a presentar planteamientos serios y sopesados de programas concretos, creíbles y coherentes que le hicieran sumar simpatías adicionales que le permitieran ganar.

Mientras el Ing. Hernández, cual la liebre de la fábula, se dedicó a hablar excesivamente y de forma verborreica en vez de concretar propuestas, su oponente actuaba como la tortuga del cuento que sabía que tenía que apurar el paso para ganar la carrera, por lo cual presentó propuestas e ideas concretas, hecho que no hacía el Ing. Hernández.

Gustavo Petro en esas tres semanas, de manera habilidosa, de forma inteligente y casi imperceptible, fue sumando adhesiones de forma lenta y constante. Supo mimetizarse – incluso camufló y disfrazó algunos de sus desafortunados conceptos – para buscar a toda costa simpatías electorales frente a un considerable grupo de ciudadanos que se inclinaban por abstenerse.

Su estrategia les convenció al moderar tácticamente su discurso, buscando diluir y disipar la desconfianza que su pasado de guerrilla y armas, le generaba. Convenientemente, en tres semanas, Petro supo pintarse y proyectarse como una “izquierda moderada” proviniendo de una izquierda radical que convenientemente ocultó, durante esas tres semanas.

Petro comprendió que cuando empuñaba las armas como guerrillero en el comunista movimiento M-19, los jóvenes de menos de 35 años no habían nacido y, por consiguiente, su memoria no registra su pasado tenebroso. Por eso cortejó el voto joven, usando para ello a su dinámica hija, Sofía Petro Alcocer quien lo conectó con la juventud.

El resultado fue que logró sumar más de dos millones de votos a su caudal electoral inicial para lo cual, al final, obtuvo en la segunda vuelta electoral 11, 281,013 votos, equivalente al 50.4% de los sufragios emitidos, lo que lo convirtió en el primer presidente izquierdista de la historia de Colombia.

Si bien el Ing. Rodolfo Hernández logró cautivar a más de cuatro millones y medio de colombianos que escogieron su opción para obtener 10, 580 412, lo que significó el 47.31 % de los votos, que no fueron suficientes para ganar la contienda. Esto significa que el Ing. Hernández, no logró convencer a la totalidad de los que votaron en la primera vuelta por el Ing. Federico Gutiérrez que bien se abstuvieron o votaron por Petro, así como tampoco pudo obtener el respaldo de electores de otras fuerzas políticas para que se sumaran a su propuesta. Quizá si el Ing. Hernández y su equipo de campaña hubiesen comprendido la necesidad de integrar y sumar más sectores políticos a su proyecto – y no hubieran actuado como la liebre de la conocida fábula – otro hubiese sido el resultado.

El nuevo presidente electo Gustavo Petro iniciará su gobierno el 7 de agosto de 2022. Ha anunciado que desde ese momento se iniciará una era de cambios en Colombia.

La inquietud y preocupación se ha apoderado de importantes sectores de Colombia y hay alarma en la comunidad internacional por el pasado de armas y guerrillas que persigue al nuevo presidente y por su formación marxista leninista. ¿Seguirán los colombianos teniendo un sistema con libertades democráticas o el modelo político/social se inclinará hacia el péndulo del llamado “socialismo del siglo XXI”? Solo el tiempo habrá de responder a los Colombianos – sobre todo a los que embelesados y deslumbrados le votaron sin medir consecuencias – si con Gustavo Petro ganó o perdió Colombia.

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