Samaria, entre desesperación e incertidumbre

Por: Eliécer Navarro/Crítica -

Tras los intensos aguaceros de la semana pasada, que causaron deslizamientos de tierra en el Sector 4 de Samaria, 96 casas han sido marcadas por el Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc) para su posible demolición.

Las fatídicas señalizaciones hechas con pintura roja, rezan las leyendas de "daño estructural" o "riesgo de colapso". Pero 350 residentes solo hacen una lectura: "nos quedamos sin casa".

Fuentes del Sinaproc han señalado que las demoliciones de viviendas podrían comenzar hoy mismo.

Las humildes residencias que componen el Sector 4, como otros cientos de miles de viviendas en el distrito de San Miguelito, no fueron desarrolladas en función de un plan urbanístico, sino por la necesidad de personas humildes de tener un techo.

En la mayoría de los casos fueron hechas por sus propios residentes, bloque a bloque, con las manos de familiares, amigos y las propias. Así se fueron acumulando, año tras año, sobre los cerros en forma desordenada durante más de 50 años.

Ahora, han sido obligados a evacuar hacia hoteles y albergues. Sus casas, o quedaron parcialmente derrumbadas o muy cerca de fallas de suelo tras los aguaceros. Incluso, casas que no tienen una sola rajadura llevan la marca.

Destrucción súbita

El jubilado Julio Sánchez, quien desde hace 45 años vivía en la misma casa en la calle principal del Sector 4, ya no podría volver a ella ni aunque ignore las advertencias del Sinaproc. La escalera de cemento que lleva hasta el portal fue levantada por el deslizamiento de tierra, y ha quedado completamente vertical, apuntando al cielo.

Parte del muro de la fachada se derrumbó, y el balcón tiene profundas grietas.

"Estoy esperando a ver si me ayudan a sacar mis cosas. El Miviot dice que nos van a reubicar. Yo quisiera quedarme aquí, donde ya estoy acostumbrado y conozco a la gente", dijo Sánchez, quien ahora tiene que vivir en un hotel con su esposa, un hijo y un nieto.

La casa anaranjada de Silverio Almanza, al final de su vereda hacia la cima del cerro, no está rajada ni se le metió el agua. Pero lleva la marca de riesgo estructural. Una falla cerro arriba pone en serio la seguridad de sus ocupantes. El próximo aguacero fuerte podría derrumbarla, señalaban unidades del Sinaproc.

Exactamente debajo de la casa de Silverio está la 210-A, donde vive la señora Noelia. El piso se inclinaba con el peso de los inspectores del Sinaproc que entraron a revisarla; como una mesa con una pata más corta que el resto.

"Yo estaba regresando de mi trabajo, y mi vecina estaba haciendo un escándalo. No le creía, pero luego fui con mi hijo a la casa de mi vecina, y en el punto donde estábamos sentimos un temblor y la tubería colapsó. Inmediatamente salió el chorro de agua", dijo Silverio Almanza. "Mi casa quedó entera, pero tiene mucho riesgo".

"Estamos desesperados. Ayer tuvimos una reunión, y mucha gente como que no salió muy satisfecha, porque no sabe o no preguntaron o no nos preguntaron bien. Esperamos que lo que nos dijo el ministro (Mario Etchelecu, del Miviot), nos cumpla que nos darán viviendas", agregó. "Yo ya no quiero vivir aquí. Menos en esa ladera".

Once personas viven con la señora Kinki de Paz en una casa ubicada calle arriba. Cuatro de ellas son adultos mayores, incluyéndola a ella. Nerviosamente seguía a los inspectores de Protección Civil y del Miviot.

"Yo estoy pensando que me podrían poner esa marca a mí también. ¿Yo para dónde voy? Ya tenemos nuestra casa y terreno pago", señaló.

Elda Trejos, quien vive vereda arriba donde ocurrió el colapso, contó que su casa no tenía rajaduras. El mismo día del derrumbe recibieron autorización de las autoridades para dormir en la casa. "Al día siguiente me dijeron que yo tenía que desalojar la casa. Me enojé y les dije que me evaluaran mi casa".

Ahora su residencia lleva la marca de riesgo de colapso.

Vuelven agua y luz

Ayer en la mañana los servicios de agua potable y energía eléctrica fueron restablecidos en el Sector 4, tras haberse ordenado su suspensión por medidas de seguridad. Muchos vecinos, al enterarse, corrieron hacia sus casas para lavar y cocinar.

Al mismo tiempo, funcionarios de Vivienda visitaban cada casa para verificar los daños y contar a los afectados, mientras voluntarios de varias instituciones ayudaban con labores de mudanza y recuperación de enseres.

Roce entre Donderis y Varela

El director del Sinaproc, quien reconoció inicialmente que hubo una respuesta lenta del Gobierno tras darse el hecho, estuvo ayer visitando las casas afectadas.

Más temprano, el presidente Juan Carlos Varela mandó públicamente "a trabajar" a los involucrados en atender la crisis por las recientes lluvias.

"Perfecto, eso es lo que sé hacer. Soy funcionario que trabaja para todos los panameños. Yo creo que todos han trabajado y yo sé cuál es mi función. No tengo ningún roce con el presidente, las instrucciones del señor presidente son las mejores que me han podido indicar y seguiré haciendo mi trabajo", señaló Donderis.

La Universidad de Panamá presentó un informe realizado por el Departamento de Ciencias de la Tierra de la Facultad de Ingeniería, donde apuntan que las causas de las inundaciones en Juan Díaz y los deslizamientos de tierra en Samaria, se deben en parte, al poco mantenimiento de los sistemas de canales pluviales de aguas residuales, la ubicación de las residencias y comercios en planicies de inundación que le roban al río la forma de depositar sus excedentes de agua durante las lluvias.

También destacan la acumulación de desechos en quebradas y ríos; la falta de bosques, manglares y pantanos y el irrespeto a la servidumbre de los ríos.

Además, se cuestiona la mala cultura de tirar desechos en quebradas, ríos y calles con descargas directas e indirectas de basura como madera, chatarra, basura sólida, caliche, entre otros. El documento explica que fueron 163 milímetros de lluvia, una cantidad considerada extraordinaria.

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