¡Una todoterreno de carne y hueso!

¡Una todoterreno de carne y hueso!

¡Una todoterreno de carne y hueso!

¡Una todoterreno de carne y hueso!

¡Una todoterreno de carne y hueso!

Por: Yorlenne Morales / Crítica Impreso -

Desde que supe que iba a viajar a China contemplé la posibilidad de conocer una de las Maravillas del Mundo y Patrimonio de la Humanidad: la Gran Muralla China. Realmente me emocionaba esa oportunidad y la tenía que aprovechar, ya que lo más probable es que sea la única que tenga en mi vida para observar esa imponente obra.

Me imaginé escalar la sección más popular de la Gran Muralla, la que recibe la mayor cantidad de los 10 millones de visitantes anuales y que siempre se aprecia en las fotografías, pero no. El área que visité -el tramo entre Simatai y Jinshanlig- no está a disposición del turista común. Desde que empezó mi travesía, escalón por escalón, supe que esos 7 kilómetros no serían cosa fácil.

De un grupo de 18 periodistas latinoamericanos invitados por la República Popular China, solo 6 decidimos continuar ascendiendo hasta llegar al punto donde estaba permitido. A simple vista parezco frágil… son 110 libras de carne y hueso, pero mis compañeros se sorprendieron y exclamaron: ¡vaya chiri (por lo de chiricana) eres una todoterreno!

De Panamá también viajó Demetrio Montenegro, mejor conocido como “El Moña”, quien se jactaba de ser un toro, pero no completó el trayecto…el peso lo traicionó.

En el ascenso, el camino se empezó a complicar cuando ya no eran escalones, sino un sendero donde solo me sostenían las ramas, algunas secas, piedras, y al mirar hacia abajo, solo observaba un inmenso vacío, pero con una espectacular vista.

Debo confesar que en algún momento tuve mucho temor y pensé regresar, pero me llené de valor y decía mentalmente: ¡Dios, ayúdame!...así seguí por el estrecho y peligroso recorrido.

Mis compañeros latinoamericanos, que ya estaban arriba, al verme me aplaudieron y me decían: "mis respetos Chiri, eres una dura, todoterreno", y eso me hizo sentir muy feliz y orgullosa.

Ese día había tenido un gran bajón anímico, sentía que extrañaba demasiado a mi gente en Panamá, pero esa experiencia única me levantó y desde otra perspectiva me dio una gran lección de vida.

El camino no es fácil, hay momentos en la vida en que piensas que no puedes más y piensas en colgar los guantes, pero te armas de valor y continúas hasta llegar…eso es realmente gratificante.

Estaba tan emocionada que quería tomarme miles de fotos con mi gorra representativa de mi bella provincia de Chiriquí, grabé videos, hasta que después de un descanso de 10 minutos, dimos inicio al descenso.

El descenso no fue tan complicado y el temor que tenía había desaparecido. Aunque la aventura fue complicada…las vistas espectaculares son una justa recompensa.

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