Velas, silencio y dignidad: comunidad china alza su voz tras demolición
A la vigilia se sumaron panameños de distintas comunidades, vecinos del área y personas solidarias.
Bajo el silencio de la noche y con velas encendidas, la comunidad chino-panameña realizó una vigilia cargada de respeto y firmeza en el mismo lugar donde por años se levantó el mirador que conmemoraba 150 años de presencia china en Panamá.
El acto no fue de confrontación, sino de memoria. Allí, donde antes había un símbolo de historia y convivencia, hoy solo queda el reclamo de una comunidad que se siente golpeada por una decisión tomada sin diálogo y en horas nocturnas, cuando nadie pudo defender lo que consideraban parte de su identidad.
A la vigilia se sumaron panameños de distintas comunidades, vecinos del área y personas solidarias que, con respeto, acompañaron el reclamo. Para muchos, el mirador no era solo una estructura, sino un símbolo de diversidad cultural, un recordatorio de que Panamá se ha construido con el esfuerzo de muchas manos, entre ellas las chinas.
“Los chinos son hermanos del pueblo panameño. Esto duele porque no hay forma de explicar lo que sentimos. Tumbarlo así, de noche y en estas fechas, fue un golpe bajo”, expresó uno de los asistentes, visiblemente afectado.
Las palabras se mezclaron con el silencio, las velas y la indignación contenida. La comunidad reiteró que no se oponen al desarrollo, pero sí a las decisiones que borran la historia sin consultar, especialmente en fechas donde las familias se reúnen y la convivencia debería prevalecer.
Al cierre de la vigilia, la comunidad china panameña hizo un llamado claro: abrir espacios de diálogo, respetar la memoria histórica y reconstruir el mirador en su ubicación original, como un acto de justicia y reconocimiento a más de un siglo y medio de aporte al país.
Panamá es mestiza, diversa y solidaria. Y anoche, entre velas y silencio, quedó claro que la memoria también se defiende.