Discurso completo del administrador del Canal en ONU
"El Canal continúa siendo un puente esencial para la paz, el progreso y la protección del medio ambiente".
El Canal de Panamá es un símbolo de neutralidad, eficiencia y compromiso ambiental. Bajo gestión panameña, enfrenta desafíos globales como el comercio mundial y el cambio climático, manteniéndose como un pilar de cooperación y progreso.
En este discurso, Ricaurte Vásquez Morales expone ante el Consejo de Seguridad de la ONU, cómo el Canal continúa siendo un puente esencial para la paz, el progreso y la protección del medio ambiente.
Señor presidente, distinguidos miembros del Consejo:
Es un honor comparecer ante ustedes, en representación de una de las vías más emblemáticas de la cooperación humana: el Canal de Panamá. Desde su construcción hasta su moderna administración panameña, el Canal ha sido mucho más que una ruta comercial: ha sido un puente entre naciones, un ejemplo de neutralidad funcional y un recordatorio de que el bien común requiere compromiso constante.
Es importante reconocer el liderazgo de la República de Panamá bajo la presidencia de Su Excelencia José Raúl Mulino, cuya determinación firme en fomentar la cooperación internacional se refleja en su gestión. Esto destaca el compromiso de todos los involucrados.
A través de acuerdos y reformas recientes, Panamá ha demostrado su dedicación a fortalecer el estado de derecho y el bienestar y prosperidad de todos los panameños.
Quiero compartir tres miradas desde nuestra experiencia que consideramos resuenan frente a los desafíos globales que hoy enfrentamos:
Primero, la fuerza de la neutralidad basada en principios. El Canal de Panamá está regido por un tratado internacional que garantiza el acceso igualitario a todas las naciones, en paz o en guerra. Esta promesa, incorporada en nuestra Constitución, ha permitido que un país pequeño aporte estabilidad al comercio global, protegiendo esta infraestructura de las tensiones geopolíticas que tantas veces paralizan el progreso.
El Canal cuenta con una Junta Directiva de once miembros, nueve de ellos designados cuidadosamente con periodos escalonados que trascienden ciclos electorales, asegurando la continuidad y protegiendo las decisiones operativas de influencias políticas de corto plazo. Adicionalmente, contamos con una Junta Asesora compuesta por distinguidos consejeros internacionales, con amplia experiencia a escala mundial. La estructura del Canal de Panamá fomenta la transparencia, la competencia técnica y la estabilidad de sus políticas.
De este modo se confirma que el Canal de Panamá se encuentra al servicio de la humanidad, lo cual ha permitido que un país pequeño aporte estabilidad al comercio global.
Segundo, el poder transformador de una gestión responsable. En 25 años bajo administración panameña, el Canal ha duplicado su capacidad, ampliado sus esclusas y fortalecido su seguridad. Ha pasado de ser una vía estratégica a convertirse en un modelo de eficiencia, transparencia y compromiso técnico. Cada dólar generado se reinvierte para asegurar que esta arteria siga latiendo con fuerza al servicio del mundo y todo excedente aporta a la inversión social en Panamá.
Es por ello que, bajo administración panameña, se culminó en 2016 la ampliación del Canal con un tercer juego de esclusas. Celebrada como uno de los grandes logros de infraestructura de nuestra era.
La ampliación del Canal de Panamá, mediante un Tercer Juego de Esclusas, aumentó en un 50% el volumen de carga que transita por el Canal, manteniendo el mismo número de tránsitos anuales: 13,500.
Esta esclusa Neopanamax ha transformado de manera fundamental los patrones globales de transporte marítimo, sirviendo flotas con buques tres veces mayores en capacidad con la misma eficiencia operativa y altos estándares de seguridad marítima. Se anticipa que, al cierre del presente año fiscal, el 53% de los ingresos del Canal sean generados por esta nueva esclusa.
Tercero, la urgencia de adaptarnos al cambio climático. La sequía de 2023-2024 fue un llamado de atención global. Con innovaciones en ahorro de agua, ajustes logísticos y la decisión de construir un lago artificial, hemos actuado para asegurar el abastecimiento humano y la continuidad del comercio.
Enfatizamos que el proyecto no avanza de forma aislada. Los planes de atención a las comunidades afectadas y las salvaguardas ambientales se desarrollan conforme a las mejores prácticas internacionales, reconociendo la necesidad de equilibrar el desarrollo de infraestructura con el respeto a los derechos humanos y la preservación ecológica.
En Panamá, hemos aprendido que cuidar el agua es proteger la paz.
Pero mirar al presente no basta. Hoy construimos el futuro del Canal con visión clara. Estamos integrando corredores logísticos y energéticos, ampliando nuestra infraestructura portuaria y desarrollando nuevas capacidades para combustibles más limpios. Nos preparamos no solo para un mayor volumen de tránsito, sino para un tránsito más inteligente, más verde y más conectado con las necesidades del planeta.
El Canal no es estático. Evoluciona. Evoluciona porque el mundo lo necesita así. Porque el comercio exige rutas resilientes. Porque la paz demanda cooperación tecnológica, y porque los pueblos requieren instituciones que sirvan más allá de las fronteras.
Permítanme ubicar nuestra conversación en un contexto global. Más de 100,000 embarcaciones comerciales surcan los océanos del mundo cada año, transportando aproximadamente el 80% del comercio mundial. El Canal de Panamá, aunque cuenta con tan solo cincuenta millas náuticas de longitud, actúa como una poderosa palanca para la eficiencia global, ahorrando a cada buque miles de millas de navegación, lo que, dependiendo del número de tránsitos evita anualmente hasta 16 millones de toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero.
Hoy el Canal comparte tecnologías que fortalecen la resiliencia climática, crea mecanismos financieros que garantizan la seguridad hídrica y del medio ambiente, al tiempo que ejecuta una gobernanza eficiente para aprovechar los acelerados avances de la inteligencia artificial y colabora para fortalecer la ciberseguridad de nuestras rutas y sistemas logísticos.
También impulsa compromisos colectivos para la descarbonización del transporte global y suscribe la meta de neutralidad de carbono para el año 2050, de la Organización Marítima Internacional, dentro de nuestras operaciones.
El Canal de Panamá es prueba viva de que los bienes públicos globales pueden ser administrados con equidad, responsabilidad y visión. Si Panamá ha podido cuidar de una vía por la que transita una parte importante del comercio mundial, entonces la comunidad internacional también puede proteger lo que nos conecta y sostiene.
Señor Presidente,
Con colaboración sostenida, adaptación constante y firme compromiso con los principios del derecho internacional, el Canal permanecerá como una ruta segura y eficiente, lista para servir no solo a esta generación, sino a muchas más por venir.
Confiamos en que, trabajando juntos, seremos capaces de mantener abiertos no solo los canales de agua, sino los canales del entendimiento, la paz y la solidaridad.
Muchas gracias.