¡Nada definido!

¡Nada definido!

¡Nada definido!

Por: Juan Pritsiolas Crítica -

A 350 días de los comicios generales, hay un panorama incierto de quién será el próximo presidente de Panamá, pero sin duda el candidato que se perciba como la real oposición, tendría la mayor opción.

Desde los comicios de 1989, la oposición ha ganado todas las elecciones realizadas, una tendencia difícil de variar.

El PRD parece tener la mejor y última oportunidad de ganar el 5 de mayo de 2019. Hay tres candidatos donde la diferencia entre uno y otro candidato es de 10 puntos, pero hay un 28% de indecisos o tienen miedo de revelar su intención de voto.

Algunos sondeos internos indican que uno de los candidatos registra 28% y otros dos 19%, pero la experiencia sugiere que gran parte de ese de indecisos se inclinarían por Zulay Rodríguez, la candidata que no goza de la simpatía de una facción del Cen del PRD y del llamado poder económico, pero que lidera en la masa.

A Zulay no le sería fácil sobrevivir ante una avalancha mediática. La abogada es una figura de la clase media y ni remotamente cuenta con recursos económicos como un Ricardo Martinelli para resistir los embates de los poderosos, por lo que el camino de su candidatura enfrenta toda una serie de imprevistos y peligros a lo interno y a lo externo, que sugiere una interrogante a su futuro.

Hasta ahora la diputada ha sorteado los escollos y ha disminuido –probablemente aconsejada- su discurso de choque que contrasta con la pasividad demostrada por su copartidario Laurentino Cortizo.

La actitud light de Cortizo ha sido aprovechada por Juan Carlos Navarro, quien ya tiene experiencia en dos campañas y ya en la última sumó 522,141 votos perredistas. El exalcalde ha subido el tono de su discurso y toma posiciones en temas polémicos como la unión gay, el creciente número de extranjeros en el país y cuestiona duramente la falta de seguridad en el país.

Navarro es un intenso en política y poco a poco está subiendo en sus opciones para estar en la pelea del tiquete perredista.

En Cambio Democrático (CD), por ahora Rómulo Roux preside un partido que es controlado por los diputados. Su fuerza radica únicamente en los diputados, que ya cada vez lo desplazan y dirigen sus miradas hacia la actual presidenta de la Asamblea Nacional, Yanibel Abrego, en espera de incluirla como vicepresidenta en una nómina que lidere un PRD.

Con el control del subsidio electoral y toda la ventaja, con primarias sin debate, es probable que Roux pueda vencer a sus adversarios internos como José Raúl Mulino y Riccardo Francolini, pero su candidatura anticipa un naufragio.

En el CD habrá que esperar si “El Loco” Ricardo Martinelli pueda estar de regreso a Panamá antes de las primarias del 12 de agosto para darle el espaldarazo a determinado candidato y definir si correrá para la Alcaldía de Panamá.

Martinelli será un factor a tomar en cuenta. Con sus aciertos y fallas, la gente de abajo sentencia sin ambages, que durante la era de “El Loco” estaban mejor. Los ataques, su encierro de casi un año y la montaña de procesos que le han abierto, no han hecho mella en su popularidad

Otro elemento que no se puede descartar es a José Domingo Arias, el excandidato presidencial del CD, que se perfila como el abanderado presidencial del pequeño partido Alianza.

En una campaña corta y con la absurda veda electoral vigente, “Mimito” es un producto conocido con una inversión publicitaria arriba de $40 millones, es un candidato al que no se puede descuidar.

En las filas del Panameñismo, la primera opción la tendría el alcalde José Blandón, para enfrentar al ministro Mario Etchelecu, pero el jefe de la comuna capitalina pretende esperar hasta agosto para decidir si corre o no.

Blandón entiende que su candidatura puede convertirse en una misión imposible, salvo que esté trabajando de cara a las elecciones del 2024.

Un alto directivo del Panameñismo reveló a Crítica que analizan otras opciones como Carlos Duboy, a Isabel de Saint Malo y hasta a un independiente. A esta altura del juego, todas las opciones están abiertas para el Panameñismo, añadió.

Lo cierto es que el gobierno empieza a tener problemas de todo tipo. Puede perder el control de la Asamblea Nacional y de las comisiones, pero lo más preocupante es que el déficit fiscal se dispare y que el Ministerio Público –deje la selectividad- y viendo el final del vrelismo se atreva a llamar a los Panameñistas para esclarecer sus vínculos con el escándalo Odebrecht.

En ese escenario habrá que observar el papel del mandatario Juan Carlos Varela, quien ya con 9 años en el poder: 5 como vicepresidente y 4 como mandatario-la resultaría difícil volver a ser un ciudadano común.

Varela tiene una legión de enemigos que perciben que metió la mano para que la Procuraduría les bajara el hacha. Su actitud ante una extrañamente valentonada Asamblea Nacional, constituye hasta un error político, porque facilita la unidad de los dos principales partidos de oposición.

Ya al final de su mandato, Varela debería ir pensando en salidas políticas para un país donde se crispa cada día más la población. Ante la proximidad de la Jornada Mundial de la Juventud y la llegada del Papa Francisco, hay quienes vaticinan que saldrá a flote su llamada “Alma Misionera” y propondrá la reconciliación vía una amnistía, pero otros que lo conocen bien, alegan que los rencores son muy grandes y esa opción es imposible.

Así las cosas se aproxima la elección, un torneo que tendrá un costo de $90 millones, pero donde independientemente del que resulte elegido, hay problemas fundamentales como el agotamiento del modelo económico, un país donde nadie cree en nadie y en donde el problema radica en nosotros mismos, más en una nueva Constitución o nuevas leyes.

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