Asolearse
Caminaba por ese “horno urbano” que es la ciudad de Panamá buscando la sombra de los pocos árboles que hay. Recordé que de niño los adultos me gritaban que no me asoleara mucho para evitar un tabardillo. Años después supe que eso se llamaba insolación, o sea, asolearse demasiado, lo que produce fiebres y otros malestares. Ahora está de moda eso de los rayos ultravioletas que tiene el Sol y que pueden causarnos hasta cáncer en la piel. Mi padre aprovechaba el Sol para desinfectar los zapatos húmedos y la ropa que tenía mucho tiempo guardada. En esta era moderna, los rayos del Sol se han utilizado para hacer cocinas populares, que no necesitan gas ni leña, pero esto ha quedado como algo exótico…
Lo que está de moda desde hace pocos años es convertir los rayos del Sol en energía eléctrica. Al principio hubo presiones muy fuertes de empresas petroleras, que ganaban millones fabricando electricidad en las llamadas plantas térmicas. Menos mal que hoy el mundo comprende que el petróleo contamina el ambiente y se va a acabar algún día. Por eso, los paneles que convierten la luz solar en electricidad se hacen cada vez más populares. Incluso en países que tienen petróleo están tomando en cuenta la energía solar, que es barata, abundante, y que existirá un millón de años.
En Panamá, este nuevo sistema entró poco a poco. Al comienzo se usó en proyectos experimentales en áreas remotas. Recuerdo que hace más de cinco años, en una feria, me ofrecieron en cinco mil balboas unos paneles solares que producirían agua caliente para bañarse y fregar a bajo costo, oferta que no me fue atractiva. En estos momentos existen edificios como el hospital materno infantil de Chiriquí que tienen paneles solares para producir electricidad barata. Varias empresas privadas aprovechan el Sol para disminuir sus cuentas de electricidad. Hasta en el “desierto” de Sarigua existe una fábrica de electricidad a base del Sol. Pero todavía puede hacerse mucho más. El Gobierno debe promover los paneles solares a base de incentivos, como disminución de impuestos a estos artefactos y a quienes los usen, ya sean empresas o particulares. ¡Imagínense todas las casas con techos solares! (Cómo cambian los tiempos: ahora el tabardillo es negocio).