¡A cobrar $1 millón 250 mil!

Rodeado de la gente que lo vio recibir sus primeros lanzamientos y exactamente detrás del "home plate" del diamante de béisbol del Club Los Amigos en La Villa de Los Santos, donde hizo sus pininos como receptor, el santeño Miguel Amaya, de solo 16 años, concretó su histórico fichaje con los Cachorros de Chicago.

Acompañado de su padre, mano derecha y agente, Max Amaya, su inseparable madre, Anny Oro, y su hermano Max Antonio, Miguel estampó su rúbrica en un contrato que le devolverá un cheque de un millón 250 mil dólares, para que inicie su carrera profesional en las fincas de los Cachorros, franquicia de la Liga Nacional del béisbol de las Grandes Ligas.

Miguel, "catcher" del equipo santeño y de la selección nacional Sub-15 en 2014, era elegible para firmar desde el pasado 2 de julio, sin embargo, por algunos compromisos del pelotero y del buscador de talento de los Cubs, Cirilo Cumberbatch, hasta ayer se pudo cerrar el acuerdo, y la espera valió la pena.

El habilidoso máscara llegó al terreno de juegos del Club Los Amigos montado en un auto descapotable Ford Mustang (marca patrocinadora del jugador) y bajo la lluvia de aplausos de varias docenas de pobladores de La Villa, que acudieron a presenciar la firma más jugosa de un pelotero panameño con una franquicia de la pelota estadounidense.

Miguel también se tiró su bailadita con el conjunto típico de su escuela, Soyuz Bilingual School, ya que el pelotero formó parte de la agrupación y de la banda de música de ese centro educativo.

Con su firma, Amaya superó el pacto que logró en 1996 Omar Moreno Jr. por 900 mil dólares con los Dodgers Los Ángeles.

"Le doy las gracias a mi hermano (Max Antonio), que desde los cuatro años me motivó, y también a mi primo Guillermo, ya que ambos me enseñaron a batear y apañar", declaró Miguel, quien el próximo año será asignado para jugar en uno de los equipos de ligas menores de los Cachorros en la categoría "rookie" de República Dominicana o en la Arizona League en Estados Unidos.