Burocracia
Un reciente informe de la Contraloría General de la República da cuenta de un aumento de la planilla y los funcionarios, tendencia que casi sin excepción se ha venido dando a lo largo de la gestión del presidente Juan Carlos Varela.
En buenas cuentas, la burocracia estatal, lejos de disminuir, aumenta, lo que no es sano en un Estado que está llegando a la categoría de “fallido”, por el grado de ineficiencia y corrupción de sus instituciones.
La tendencia es peligrosa, ya que estamos a pocos meses de los comicios de mayo de 2019 y lo que nadie va a tolerar es que volvamos a los tiempos en que la administración pública era utilizada para inmorales sinecuras políticas a favor de los gobernantes de turno.
Por otro lado, hay que superar el atrasado concepto de que el Estado es el empleador por excelencia. No es así. El Estado debe generar condiciones para la creación de empleos, no convertirse en sí mismo en un empleador.
Es necesario que los cargos públicos respondan a necesidades reales y objetivas, fundadas en planes de desarrollo, no en la concupiscencia política del momento.
En Panamá, tenemos problemas con el agua, con la seguridad, educación, infraestructura en general y los esfuerzos del Gobierno deben ir encaminados a nombrar gente capaz que pueda hacerles frente a estos problemas y no crear cargos con un prurito de satisfacer apetitos de politiquería. Ojalá no sea este el caso de los nombramientos que se estén dando.