Polvo eres
Acabo de leer el poemario Polvo eres, y no puedo dejar de anotar mis impresiones sobre este libro de una de nuestras más importantes poetas de todos
Acabo de leer el poemario Polvo eres, y no puedo dejar de anotar mis impresiones sobre este libro de una de nuestras más importantes poetas de todos los tiempos, Jeannette Miller...
Desde los primeros poemas, salta a la vista que la autora posee un dominio preciso del lenguaje y de la composición poética.
No falta ni sobra una palabra. Cada poema evidencia la mirada profunda asentada en la sabiduría y en los vínculos entrañables que ha ido tejiendo una experiencia viva y propia. Late entre líneas una suerte de acuerdo singular entre el alma y la palabra.
El resultado es un conjunto de poemas duro, perfecto y brillante. El dolor se esculpe en hielo y la esperanza en fuego. La realidad, empero, continúa húmeda y viva; una realidad general a la que, de cuando en cuando, se la interpela por su aparente indiferencia ante el destino individual.
Es una poesía definida y definitiva en la voz interior de su hacedora. La mirada palpita sobre los otros y a su contacto se despliega en amor, delicada ironía y tácita interrogación.
La muerte es una situación, se percibe, se razona, se nombra. En este nombrarse, pierde sus garras, su ofensa, su amenaza, pero no su ley ineludible e indisociable de la vida. La muerte es una situación, un hecho, en esta poesía, que se mira como el descomponerse de una flor hermosa o la desembocadura de un río en el océano. Lo más duro, y por igual aceptado o comprendido, es la muerte lenta inscrita en la conciencia, esa que se percibe en detalles registrados por los sentidos. Es el costo de ser conscientes. Y ello, paradójicamente, comporta una veta de vitalidad.
La crítica clara, la mirada posada en la miseria y la violencia, notable en varios de los poemas, revela una sensibilidad social nunca abandonada en nombre del “arte por el arte”. Revela: discreta o punzante, honesta siempre, como solo puede hacerlo una persona que busca la verdad a veces con desesperación- en todos los umbrales a su alcance.
La poeta canta al amor obstinado que redimensiona lo platónico en poemas bañados levemente de nostalgia y crecidos en el misterio de su permanencia. Arduo amor que persiste con sus contradicciones y revueltas. Amor: oxígeno, luzÖ pero no hay que engañarse, también contiene, agazapada, la amenaza, como si le fuera inherente.
Polvo eres, con sus resonancias místicas, amorosas, nostálgicas y sus líneas de aguda conciencia del paso del tiempo, es poesía alta, lograda, resaltante de lo humano y de ciertas casi crueles complejidades que forman parte del existir y que solo la poesía atina a desnudar en su delicadeza y misterio. Solo la poesía tiene el poder de descubrir en los mismos nudos de la vida, umbrales, desenlaces insólitos, regiones de renovación, ventanas por las que se atisba una forma de maravilla, esa que es grande en el misterio de uno mismo, en el indestructible espíritu.