Ausencia
Cuando el joven Hugo Spadafora estudiaba en el Instituto Nacional, en los años cincuenta, no participó de los movimientos estudiantiles. Poco más de quince años después me confesó que era un “comelibros”. Fue en una universidad italiana donde se le despertó la conciencia social. Después estuvo como médico en la guerrilla que logró la independencia de un país africano. Al regresar a su patria, ayudó con medicamentos y atención a los que pelearon contra el golpe de Estado de los militares. Fue detenido. Al enterarse el general Torrijos de esto, lo visitó en su celda. Luego de horas de hablarle sobre lo que deseaba para Panamá, el doctor Spadafora se convirtió en un leal seguidor del “dictador con cariño”.
Como sociólogo, fui promotor de salud comunitaria. Allí conocí a Hugo en Colón, quien apoyó mi proyecto de instalar noticieros radiales sobre la salud para los campesinos. Al nombrarlo viceministro de Salud, todas las mañanas conversábamos sobre la realidad panameña. En esos momentos había una revolución en Nicaragua para acabar con la dictadura militar de los Somoza. Asistí a la antigua sede de Sindicatos de Periodistas, donde decenas de jóvenes se iban a inscribir para pelear por la democracia. En mi radio periódico “Conciencia” respaldé este acto, y le quise dar forma llamándolo Brigada Victoriano Lorenzo.
Una hora después, visité a Hugo y al verlo tomar té en su despacho, le dije con seriedad: “Ud. tranquilo aquí cuando jóvenes panameños necesitan un líder con experiencia guerrillera para ir a combatir la dictadura en Nicaragua”. Hizo unas llamadas y aceptó el reto que lo llevó a entrar en la historia guerrillera centroamericana. Poco se sabe de la historia de este grupo y de otros que apoyados por Torrijos pelearon en Nicaragua. Tampoco de los panameños que derramaron su sangre por acabar con la dictadura militar de ese país.
Al regresar cubierto de gloria, le sugerí a Spadafora que dirigiera un movimiento de las juventudes panameñas progresistas. Me dijo que nunca haría algo que afectara el liderazgo de Torrijos con los jóvenes. Como sociólogo, señalé que Torrijos no era un líder porque nunca había estado en la oposición. Y aunque fuera “con cariño”, era un dictador. Ahí terminó la relación. Recordando todo esto, siempre me pregunto el efecto que su ausencia ha tenido para la sociedad panameña.