Buena fe procesal
El exministro de Obras Públicas Jaime Ford, se despojó del fuero electoral para ser indagado por la Fiscalía Anticorrupción. De nada le valió al exfuncionario este acto de buena fe procesal, porque terminada la indagatoria, inmediatamente le decretaron la detención preventiva.
Nadie rechaza que se investigue, pero de manera objetiva y no con el propósito malsano de fregar al adversario político.
La acción del Ministerio Público demuestra una vez más que lo único que le interesa es encarcelar a los opositores políticos, violando las formas procesales y las sagradas garantías del debido proceso y la presunción de inocencia.
No les interesa la búsqueda de la verdad material e histórica, sino cumplir con su papel de brazo operativo del terrorismo judicial que se ha erigido en política de Estado.
Es posible que Ford haya pecado de ingenuo, pero esa misma ingenuidad habla muy bien de su conducta frente al proceso, ya que pese a que son varios los sumarios que se le instruyen, ha preferido hacerle frente en Panamá.
Lo cierto es que el mal rato es temporal, porque todos los casos están destinados a caerse por la torpeza procesal con que fueron armados y los funcionarios que en ellos han intervenido, seguramente tendrán que responder civil y criminalmente por sus omisiones.
Ha quedado demostrado es que a los fiscales perseguidores, la buena fe procesal les importa un rábano, ya que si te pueden joder, no dudarán en hacerlo.
Es por ello que -armados del escudo de la justicia y teniendo el Código Judicial por delante-, habrá que hacer frente a los jenízaros del Ministerio Público.