Cholos
La primera vez que vi campesinos tenía 10 años, en El Valle de Antón. Supe que caminaban horas por trochas en plena selva, y se exponían a muchos peligros. En el poblado iban a un lugar donde funcionaba una sencilla feria. Los turistas y habitantes del sitio turístico compraban huevos “pisao” (por gallos), vegetales, verduras, frutas y artesanías. Había personas que regateaban un real por los productos… Ya de adulto aprendí que se trataba de “agricultores de subsistencia”. Era poco lo que hacían producir a la tierra, pero les bastaba para llevar una vida pobre… ¡pero honrada! Muchos llaman “cholo” a estas personas surgidas de la mezcla de conquistadores españoles y las indígenas.
También aprendí en estudios de Sociología que una cosa era producir la tierra y otra vender (mercadear) los productos. Aparecía en las fincas medianas la figura del intermediario. Compraban a un peso 100 naranjas en El Valle y luego revendían a dos o tres centavos más cada fruta. Ningún sistema económico ha podido eliminar al intermediario. Hay productores chicos y medianos que venden ellos mismos sus cosechas. Lástima que el proyecto de Cadena de Frío y modernos mercados en provincias y barrios no se ha realizado totalmente. Se trataba de buscar mejores condiciones para la venta de productos del campo.
He visto campesinos de diversos tipos aquí, Chile, Perú, Ecuador, EE.UU., Alemania capitalista y otros países. La experiencia indica que deben desaparecer los campesinos de subsistencia. Se convertirían en pequeños finqueros o peones de fincas grandes. Hay que estar preparados para este cambio socioeconómico que transformará el campo. En los últimos 50 años y numerosos gobiernos, no se le ha dado apoyo suficiente a “producir lo que consumimos”. Esta independencia alimentaria es muestra de soberanía, entre otras cosas. En los años 60 del siglo pasado ya había descontento de productores de papa, arroz, leche, carne, etc., porque el Estado no los respaldaba suficiente.
A veces gobiernos creyeron que era más fácil comprar alimentos en el extranjero. Por eso realmente no existe una política de Estado sobre la actividad agropecuaria. Un ejemplo lo tenemos en la notable disminución de hectáreas sembradas de arroz, cebolla, papa, etc. A cada rato sabemos de protestas. En una de ellas se llegó a derramar leche en las calles, lo que desagradó a muchos. (Dice el Cholito Mesero que hay que celebrar más las Fiestas Patrias que el Halloween).