El general que se burló del diablo
Saludos a mis amigos de Villa Rosario, Capira y La Chorrera: Julio Noriega Silva, Francisco Hoquee, Gilberto Olibarren, Francisco Pancho Amaya y Ricaurte Popeye Rodríguez
¡Bueno, pues: se formó la vaina ahora sí!-- Exclamó un subteniente jubilado de las fuerzas de defensa, que después de la invasión decembrina regresó a la finquita de sus padres en el Barú--. Un pesado silencio planeó entre los tallos de plátano aquella noche del 12 de diciembre del 2011 allá en esa región chiricana con el retorno del militar más misterioso que haya parido el Istmo.
Me imagino que el corazón del general camino a la cárcel de Gamboa se le quería salir del pecho, como a cualquier otro panameño de regreso a su tierra, después de un cuarto de siglo.
Allá en Chiriquí, con el filoso “Collins” en descanso, el envejecido subteniente se puso a pensar que su trabajo principal de inteligencia en las FFDD con las cajetas de carpetas, con los nombres de personalidades que habían compartido millonarios favores de la dictadura, fue tan bien hecho, revisado y resguardado que si él lo decidía, saldrían a flote, y que mejor se pondría en resguardo, no fuera que lo llamaran como al general le diera por destapar los innumerables tamales de mierda tropical
Camino a la remodelada penitenciaría de Gamboa, la caravana se vio sorprendida con una llovizna que hizo reaparecer quizás en 30 años una sonrisa de satisfacción hasta a ese general, quien quiso tocar las gotas con una leve caricia a la ventana llena de agua celestial caída del cielo panameño. Pasaron los años y, entonces, las suposiciones del subteniente autoexiliado no se daban, el ex hombre fuerte no le dio la gana de hablar del contenido de las cajetas, y al tiempo pensó que por el gusto había abandonado su finca internándose en Costa Rica por Sambito de Coto, con una de sus mujeres, que era tica y trabajadora. Y miren qué casualidad, el mismo día que murió el general del silencio unos tipos le dieron cinco tiros al subteniente, quien herido de muerte logró decirle a uno de sus asesinos: --“ Meto!!” . “El putas ese” también se burló del diablo--. ¿Como así? Y repitió el moribundo: --El general se burló del diablo--.