¿Héroe o terrorista?
Los medios internacionales dieron cuenta del fallecimiento del venezolano Oscar Pérez en enfrentamiento con fuerzas militares del gobierno de Nicolás Maduro. La nota es destacable, ya que en Panamá, muchos de sus compatriotas siguieron con interés las vicisitudes del hombre que un año atrás voló un helicóptero de la Policía y arrojó proclamas sobre Caracas en protesta contra el régimen.
Para los panameños, el hecho ejemplifica cómo un mandatario que fue elegido mayoritariamente por los votos fue deslizándose paulatinamente por la pendiente del autoritarismo y la represión, convirtiendo su administración en lo que ha sido calificado por tirios y troyanos como una feroz dictadura con careta civil.
Pérez, calificado por algunos como “terrorista”, por otros como “mártir”, sin duda alguna refleja la vocación libertaria de quienes se sienten asfixiados por la falta de aires democráticos en su patria.
En Panamá, no hemos llegado a esos niveles de represión del derecho a ser oposición y ojalá nunca lleguemos al estado en que se encuentra sumido el hermano pueblo venezolano; lo cierto es que cuando la palabra calla, habla la violencia.
De allí, la crítica acerba que hacemos a las recientes amenazas del Consejo de Gabinete contra los que protestaron frente a la residencia de Varela. Cuidado con esas posturas de siete machos políticos.
Es necesario que todos defendamos nuestras instituciones democráticas, una de las cuales es la libertad de expresión y el derecho a elegir libremente a las autoridades que administrarán la cosa pública; cualquier intento de amenazar y perpetuarse en el poder buscando fórmulas jurídicas trasnochadas debe ser rechazado por la población. En el 2019, deben haber comicios democráticos y supervisados, en los que los panameños votemos libremente.
Por más heroico que haya sido su sacrificio, en Panamá no queremos otros Oscar Pérez porque si surgen, es que hemos perdido la democracia.