Liberación y salvación
Dios ha creado al hombre libre, al conferirle el don de la inteligencia y de la voluntad, que le concede la capacidad de poder tomar una determinación sobre su propio destino. La libertad es en nosotros una capacidad para crecer y madurar en el conocimiento de la verdad y la bondad, en la que Dios quiere que transcurra nuestra existencia.
Los seres humanos naturalmente buscan lo que consideran el bien, nadie de manera racional busca el mal por el mal mismo, si alguno llegara buscar el mal, en el fondo lo hace procurando, aunque equivocadamente, un bien mayor. El ser humano es responsable de sus actos, del progreso en la virtud que conlleva el conocimiento del bien y el dominio de sí mismo, en función de su autorrealización, haciendo el bien en la verdad. Por lo que tenemos que rendir cuentas a Dios del uso que hicimos de este bien.
El ser humano tiene el derecho natural a ser visto como un ser libre y responsable.
Finalmente, pensamos que como corolario de esta serie de artículos sobre libertad podemos compartir con ustedes la lectura del artículo 1741 del catecismo de la Iglesia católica, que en pocas palabras nos muestra el camino de la verdadera libertad en Cristo Jesús nuestro Señor.
1741 Liberación y salvación. Por su Cruz gloriosa, Cristo obtuvo la salvación para todos los hombres. Los rescató del pecado que los tenía sometidos a esclavitud. “Para ser libres nos libertó Cristo” (Ga 5,1). En Él participamos de “la verdad que nos hace libres” (Jn 8,32). El Espíritu Santo nos ha sido dado, y, como enseña el apóstol, “donde está el Espíritu, allí está la libertad” (2 Co 3,17). Ya desde ahora nos gloriamos de la “libertad de los hijos de Dios” (Rm 8,21).