Milagro
La visita papal a Colombia hizo el milagro de devolver la esperanza a un pueblo que durante medio siglo fue desangrado por el narcotráfico y la guerra.
La cultura de muerte ha quedado atrás, no sin antes dejar sangrientas estadísticas en un pueblo noble y culto al que siempre hemos estado ligados.
Con su presencia, el papa Francisco ha sembrado la semilla de esperanza que finalmente liberará a uno de los países más católicos del mundo.
Latinoamérica siguió paso a paso la gira del santo padre y escuchó atentamente sus palabras, las cuales iluminaron todos los corazones con sus llamados a la oración y la esperanza.
Francisco logró el encuentro entre víctimas y victimarios en un afán de reconciliar a todos, bajo los más nobles preceptos de la convivencia pacífica y los valores democráticos.
Nuestro país también enfrentó luchas fratricidas durante el periodo de anexión a Colombia con la Guerra de los Mil Días que protagonizaron el partido liberal y conservador.
Mientras el pueblo colombiano se unía en reconciliación, las dos cabezas políticas más importantes, el presidente Juan Manuel Santos y el exmandatario Álvaro Uribe, no tuvieron la humildad de reconciliarse.
Esta no fue la posición del comandante “Timochenko”, de las Farc, quien envió una carta pidiendo perdón tras una era de violencia y desestabilización en su país.
Mientras las guerrillas, inspiradas en la ideología del argentino “Che” Guevara, que llamaba a la violencia para acabar con la pobreza y la inequidad, un paisano del comandante, el papa Francisco, señala que con amor se alcanzan los mismos objetivos.