Sobre copas y trenes
El pasado jueves, el expresidente uruguayo José “Pepe” Mujica llegó al Paraninfo de la Universidad Nacional para exponer su pensamiento de la vida política. Como siempre, el magistral dirigente sudamericano dio en el clavo en el tema de la corrupción: “No me tomo la pastilla de Odebrecht ni tampoco me tomo la pastilla que en el otro lugar del mundo son unos impolutos". ¿Acaso era un mensaje para quienes viajaron al Oriente, buscando panaceas y vendérselas al electorado que consideran inculto?
Mujica tiene una columna semanal en la cadena alemana Deutsche Welle, “Conciencia Sur”. Allí, advierte del peligro de los intereses particulares que buscan dominar la política y comprar líderes. Es decir, que la corrupción nace de los grupos empresariales. "No todo es negocio", sentenció. “Eso cae en oídos sordos. En nuestra sociedad, todo es negocio. La cultura no tiene prioridad”, expresó el también exguerrillero tupamaru.
Por casualidad, ese mismo día del discurso de Mujica, una huelga fue declarada en la terminal de Tocumen. Trabajadores de una aerolínea rechazaron el pliego presentado por “El Patrón”, puesto que no elevaba el salario al personal, con varios lustros operando en esa compañía representativa del país. “Aviones para qué, si la plata no se ve”, coreaban en los pasillos del aeropuerto, mientras los turistas atónitos se preguntaban: “Si esta empresa tiene tantos ingresos, ¿por qué no se les paga bien a sus empleados?”.
Ojalá Mujica hubiera encendido la televisión local panameña para descubrir que los medios no estaban cubriendo la protesta contra la emblemática empresa del donante de campaña. Como vimos el resto de los mortales, la presión de un cocotudo hizo más que reflejar la voluntad de los manifestantes. Gracias a las redes, el paro se convirtió en tendencia y la verdad llegó a la opinión pública.
Es lamentable que los “yeyés” de MOTTIN, brazo político del ñamenismo, se presten a no permitir la divulgación de una protesta reivindicativa. Varios dueños de medios son parte de ese grupo. Pero eso no es todo. También estalló un escándalo relativo al dichoso proyecto de construir un trencito veloz, entre Panamá y David. Por supuesto, hay un silencio sepulcral al respecto, por lo sensitivo del asunto y su costo político.
Resulta que la empresa china que buscan promover para hacer el tren en Panamá le reclama ahora a México el pago de $600 millones por incumplimiento. ¿Cómo así? ¿Se imaginan que en 2019 cambie acá el Gobierno y la nueva administración decida echar para atrás el ferrocarril asiático porque no lo vería viable por costoso? Saben, es mejor conocer esto para que no nos sorprenda un mal rato, en el futuro.
Panameño, no te dejes engañar por fantasías que te venden algunos. Abre los ojos e investiga. Ya comienzan a aplicar mordazas a la libertad de prensa. Participa en las redes sociales y actívate para ser un ciudadano de provecho. Recuerden, “si te callan, nos callan”. Larga vida y prosperidad para todos. Saludos, amigos...