Falsa
Cuando la alumna de último año de Periodismo dijo que era falsa la información, comprendí que lo hacía por dos razones: Primero, porque no quería aceptar una impresionante realidad sociológica panameña. Segundo, porque no había leído los periódicos en los que se divulgó esa información. Había señalado el incremento de los embarazos en niñas y adolescentes. Esto sucedió hace unos diez años, cuando comenzaba a conocerse la terrible realidad. Sin embargo, como periodista y sociólogo, sabía de la situación desde hacía años, en investigaciones realizadas en centros de salud y de apoyo a la familia en San Miguelito, me advirtieron de los embarazos precoces.
El “récord” era una niña de diez años y medio que estaba esperando bebé. Además, médicos de centros de salud informaban del aumento de enfermedades de transmisión sexual, no solo en adultos, sino en chiquillos. Esta realidad la publiqué y analicé varias veces, pero el asunto no llamó la atención de las autoridades. Como pasa en Panamá y otros países, se piensa que darle la espalda a un problema que comienza es la mejor manera de actuar. Pasaron los años y ahora es el escándalo social y educativo. Sabemos que cada día, por lo menos 27 jóvenes quedan embarazadas cuando no están en condiciones físicas y sicológicas para enfrentarse a este hecho.
Lo peor es que estas cifras solamente son del Ministerio de Salud. No representan la realidad del problema porque no hay datos del Seguro Social ni de las clínicas privadas que atienden a otras niñas preñadas. Sociológicamente, estamos ante una crisis de valores, que ha destruido la niñez de miles de panameños. ¿Será producto de la comida, televisión, redes sociales, falta de control familiar o de mala influencia de países extranjeros esa explosiva y desenfrenada sexualidad? A lo mejor es consecuencia de cada uno de estos factores.
Lo cierto es que será afectada la formación familiar tradicional, ya que en muchas de estas situaciones no hay matrimonios. ¿Cómo perjudicará el futuro social de Panamá? Mientras tanto, todavía los expertos se la pasan hablando a favor o en contra de guías y orientación sexual, cuando miles de chiquillos lo están haciendo. ¿Seremos mañana una sociedad degenerada? (A veces dedicamos mucho tiempo a la politiquería y no a lo que está destruyendo la base de la sociedad panameña).