García Márquez: El oro es la mierda del diablo
Acaba de pasar el Día Mundial de la Tierra y esa mañana como es costumbre en los meses de abril, tomé el primer buche de café escuchando el canto de las chorotecas llamando a sus hembras a todo pulmón.
Abrí el correo electrónico y repasé los editoriales de varios periódicos que se publican entre Cabo de hornos hasta más arriba de Alaska y nada… nuevo.
Me encontré con el mismo calco de todos los años sobre el día de la tierra. Y es que la defensa de la tierra cada día se parece más a los Viernes Santos en la isla de San Miguel, con la diferencia de que el día santo uno se puede resignar rezando y cerrando los ojos bien apretados, pero con lo que está pasando con la tierra en su día, no.
El sábado 22 de abril fui invitado por la agrupación campesina e indígena de Codetac, a la comunidad de Las Tablas de La Pintada, provincia de Coclé, en donde celebraron el quinto cumpleaños de Codetac y por ahí mismo el Día Mundial de la Tierra. Allí estaban cuando llegué, personalidades de varios rincones del país y representantes de agrupaciones defensoras de los humanos y la naturaleza, las coordinadoras de la defensa del río Coclé del Sur y de las fuentes hídricas del Cerro Guacamaya, muchos sombreros de paja y entre los ensombrerados estaba la señora Silvia Carrera, y notables líderes comunitarios de Coclesito, y de las provincias centrales.
Los defensores del río Coclé del sur, hermosa fuente de agua pura que adorna más la belleza de la capital del distrito de La Pintada y que recorre valles y llanuras pasando por Toro Bravo y Santa María, en Penonomé, saben que el río está en peligro de formar parte del club de los ríos contaminados con excretas en la República de Panamá.
Sin embargo, las comunidades que saldrían perjudicadas tienen la esperanza de que las autoridades locales, merced al alto criterio que las distingue eviten el desastre ecológico que ocurrirá si caen aguas servidas en el río Coclé del sur. La discusión está en la mesa y se sabe de consecuencias y alternativas.
Puede resultar chocante este tema que es meridiano de la realidad de nuestro país, pero el Gabo tuvo razón cuando dijo que el oro es la mierda del diablo.