La veda de armas: ¿una solución o una aberración?
Las armas solas no son delincuentes. Delincuencial es el uso ofensivo que una persona pueda darles.
Aquellos que pretendan usar armas como medio para delinquir deberán tener en cuenta que sus víctimas podrían estar tanto o mejor armadas que ellos. Ese es un elemento disuasivo, razón por la cual sin duda los bancos tienen agentes armados.
Pero supongamos que existan delincuentes, que siempre existirán; pues estos deben asumir las consecuencias de sus actos de agresión enfrentando la legítima defensa.
En una sociedad normal tendrían que enfrentar a los policías y fuerzas de seguridad, quienes se encargarían de repelerlos o, en caso de fallar en este último, perseguirlos, aprehenderlos y obligarlos a pagar por sus delitos cometidos.
Si elimináramos todas las armas, ¿acaso desaparecería la violencia? No; simplemente los violentos usarían otros medios, y el mercado negro aumentaría, permitiéndoles ejercer sus deseos de conquista y de opresión. Ejemplo claro se ve en las noticias de los últimos días donde personas utilizan vehículos para cometer atentados terroristas (atropellos masivos). ¿Es que la solución entonces sería abolir los vehículos? Los promotores del desarme o de la veda si se acostumbraran a usar la lógica en su vida, tendrían que proponer la abolición de los carros y otros medios de transporte.
Esta es una defensa del derecho a portar y usar armas defensivamente basada en el derecho natural y en la Constitución Política.
Estamos de acuerdo con que el Gobierno imponga más regulación, mas no coarten el derecho de la legítima defensa y el porte.
Por último y donde toda matemática con datos correctos no falla, pregunto; ¿cuántos ciudadanos con permiso de armas están presos, investigados o procesados en nuestro país?
Esto nos indica que las personas que portamos armas legales y cumplimos con la ley conocemos los deberes, derechos y responsabilidades asociados a su uso, y que este uso exclusivamente será empleado para la legítima defensa de nuestros bienes y lo más preciado, la familia.