Patriotismo
Es necesario, para la supervivencia del país, que los panameños tomemos conciencia de los acontecimientos que gravitan a nuestro alrededor y que sin que lo sepamos, de una u otra manera, influyen en nuestro devenir como individuos y nación.
En estos momentos, el escándalo de Odebrecht es un fenómeno a escala internacional que ha provocado inmensas movilizaciones de masas en distintos países en los que se ha destapado la corrupción de los oficiales públicos, patrocinada por el gigante brasileño.
Empero, en Panamá, las cosas parecieran ir a contravía de la realidad internacional en la que los pueblos han tomado conciencia del cáncer social que es la corrupción y lo cara que puede salir la indiferencia ciudadana ante este fenómeno que amenaza con destruir los fundamentos mismos de nuestra sociedad.
En este Mes de la Patria, se han hecho muchas manifestaciones públicas de patriotismo, a través de desfiles y celebraciones, en las que destacan los colores de nuestra enseña tricolor.
El amor a la patria es mucho más que la fanfarria novembrina, es como dijera el apóstol de América, José Martí: “El amor, madre, a la patria no es el amor ridículo a la tierra ni a la yerba que pisan nuestras plantas; es el odio invencible a quien la oprime, es el rencor eterno a quien la ataca”.
Ese amor a la patria debe traducirse en una vigilancia ciudadana ante la impunidad con que ciertos actores sociales quieren definir el escándalo de Odebrecht en Panamá, para culpar a unos y salvar a otros, en lo que en buenas cuentas es una intolerable denegación de justicia.
La vida ciudadana no es solo fútbol y bandas musicales, es el permanente interés por la suerte de la patria y que se rescate de las manos de los gandules.