Sorda
La mujer entregó unos sobrecitos de plástico con un escrito que decía que era sorda. Indicaba que hacía artesanías y con su venta podía vivir… y daba las gracias por el respaldo. Esto sucedió en un bus del interior hace poco. Y cuando me lo contaron, mi mente se fue por el “túnel del tiempo” a los años 50 del siglo pasado. En ese momento, las artesanías no eran aceptadas por personas que vivían en las ciudades panameñas. Las consideraban una actividad de cholos. En el aspecto sociológico existía aquí un desprecio social por las personas interioranas y lo que hacían.
Pero nuestros artesanos poco a poco lograron que se reconociera su arte, a veces con mucho esfuerzo. Menciono solo un caso, el de Diana Chiari, quien traía a la capital artesanías para comercializarlas. Recordé esto el domingo pasado al visitar la Feria de Artesanía en Atlapa. Unos 400 artesanos vendían el producto de su talento artístico a panameños y extranjeros de todas las edades que lo adquirían con entusiasmo. Una visitante señaló que se sentía segura y tranquila en el lugar. Destacó la variedad de eventos y la participación de niños y jóvenes en bailes, así como comprando. Realmente, en poco más de medio siglo los panameños han cambiado su actitud. Ello es muestra de la madurez que tiene hoy la sociedad de este país, que al fin apreció el talento de estos nacionales.
Ahora nuestras artesanías no se reducen al sombrero pintado, cutarras, molas y vasijas de barro. Vimos en la exposición bellezas en vestidos y joyas. Ya se acepta que la comida y dulces típicos son artesanías. El sancocho se consume en la humilde fonda y también en el encumbrado hotel cinco estrellas, donde un turista disfruta de su sabor. Este plato se ha convertido en otro símbolo de lo panameño. Como periodista he conocido las quejas de nuestros artesanos por la competencia extranjera. De Suramérica han llegado personas con maletas llenas de artesanías de esos países para venderlas en las ferias, como si fueran nacionales. Hay que tener cuidado que algunos objetos no digan “Made in China o Japón”. Peor es que quieran vender polleras que no son hechas a mano, o molas impresas. No hay que confundir al artesano con aquellos que solamente venden. Por eso me impresionó la frase de una artesana que insistía “de mis manos para Ud.” (Dice el Cholito Mesero que la Feria de Artesanías debe durar un mes).