Cuestión de Fe
Fe es la primera es una las virtudes que se está perdiendo en un mundo cada vez más individualista. Implica la creencia en el ser trascendente que no podemos ver, pero cuya presencia se manifiesta y se siente de diversas maneras.
Ese creer es una necesidad inherente al ser humano. Pretender promulgar lo contrario, podría ser visto como una visión que reduce la existencia humana a lo inmediato de la vida, a lo que se extingue al cabo de los años. La fe por sí misma implica una trascendencia a lo infinito. Es nuestra forma de ser, deseos y acciones lo que se eleva desde lo profundo de nuestra alma a Dios (Yavé, Jehová, Buda, Alá, como le quieran llamar).
Son precisamente los pobres y excluidos de este mundo los que más han entendido y sentido esa necesidad de creer en alguien que supera nuestra naturaleza humana, no por casualidad es en los países desarrollados donde cada vez más gana terreno el ateísmo, que galopa principalmente por Europa y que quiere penetrar nuestras culturas mayoritariamente cristianas. Panamá no escapa a esa realidad, ya en este terruño se han dado varias manifestaciones de sectas que promueven el ateísmo que no impactan como las demostraciones palpables de fe como las registradas hace pocos días en la peregrinación hacia el Cristo Negro de Portobelo.
Hace algunos años atrás, en las vagones de uno de los metros de Europa, se desarrolló una campaña ateísta que rezaba: