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El Vidajena

El pasierazo Chalo toda su vida fue un mujeriego. Tuvo cinco esposas y todas lo abandonaron porque se cansaron de dormir solas, ya que el buaycito

El VidajenaEl pasierazo Chalo toda su vida fue un mujeriego.

Tuvo cinco esposas y todas lo abandonaron porque se cansaron de dormir solas, ya que el buaycito acostumbraba quedarse durmiendo en otro tálamo con alguna fulita que levantaba en la cantina El Trago Amargo.

Su adorable curvilínea, pechugona, piernona y coquetona mujercita, la número seis, estaba soportándole sus perradas y quería componerlo, llevarlo por el buen sendero, que le fuera fiel, pero Régula, Saco ‘e Sal y Heidi, además de las otras cacatúas del patio limoso, le decían que "árbol que nace torcido no se endereza, aunque le pongan una horqueta".

Sebelina, la bella guialcita se preguntaba por qué diablos Chalo tenía que buscar curvilínea en la calle si ella era mejor que cualquiera de ellas y era honrada.

Cuando se juntó con Chalo, estaba intacta, es decir, señorita, y Chalo fue el primer hombre en su vida.

Los demás que había conocido se portaban decentemente con ella y cuando la llevaban a pasear por la Cinta Costera y por Amador, solo se limitaban a intercambiar apasionados besitos, y cuando querían ir más allá, sacaba un letrero que decía “ALTO”, con mayúscula, y les hacía saber que solo se entregaría a un “man” cuando este la llevara al altar con velo y corona, contestó como la emperatriz Eugenia de Montijo, cuando Napoleón III le preguntó: "Por la iglesia, majestad".

Y así mismo pensaba esta guial imitando a la que nos regaló la estatua de Cristóbal Colón.

Ya ven, amigos, que nunca está de más un poco de cultura, y es que esta página la leen personas de todos los niveles.

Pero, la chichi se cansó de dormir sola y más que todo, por falta de marido hizo su tamuga, se dirigió a la terminal y se subió a un busito Coaster y se fue para su pueblito interiorano, donde hasta los animales la extrañaban, y claro están sus papacitos.

Dejó al pasiero solo en el cuarto 69, con toda la libertad para hacer sus perrerías.

No sé qué le veían las mujeres al negro Chalo, pero ahora que vivía solo se evitaba pagar plata en hoteluchos.

Convirtió su chantin en una casa de citas, una curvilínea para cada noche.

Cuando en las mañanas, Régula y Saco ‘e Sal veían salir a las "artistas", como decía mi amigo el español, llamaban a Chalo y le daban consejos.

Le decían que tuviera cuidado con ese tipo de hembritas que llevaba a dormir con él porque tenían toda la facha de ser mujercitas de cantina y esas guiales son muy promiscuas.

Saco ‘e Sal le advertía que se habían dado muchos casos en los que esas mujeres le han transmitido enfermedades venéreas a los buaycitos mujeriegos.

Chalo se echaba a reír, decía que eso no le importaba ni aunque le pegaran sida, porque se había inmunizado contra esa fatal enfermedad.

Por esos días, el pasierazo se hizo "amiguito" de una linda extranjera que había llegado al país dizque para ejercer la profesión de alta costura o sea modista de caché, pero en vez de ir a un taller de alta costura se metió a "trabajar" en una cantina cabaret del antiguo mercado público cerca al terraplén, este bomboncito de 18 años, muy tierna y con cara de perversa en asuntos sexuales, porque se había leído el Kamasutra de cabo a rabo, era muy solicitada por los borrachos.

Cuando los vecinos del patio limoso vieron a Chalo llevar varias veces a la linda fulita, a la que llamaban Rubí, quedaron pasmados.

Se preguntaban cómo demonios el negro Chalo pudo levantarse manso paicito.

¡Ah!, pero pronto vendría la tragedia.

Al cabo de tres meses de "noviazgo" con Rubí, el “man” experimentó una diarrea incontenible, fiebres muy altas y notó que había adelgazado.

Régula, quien sospechaba la verdad, le dijo que fuera a consultar al doctor Esculapio.

La enfermera Florence Nightingale le hizo el examen de sangre que resultó positivo.

Rubí le había contagiado el sida.

El pasiero fue a buscar a Rubí esa noche al cabaret del mercado y le dijeron que había volado al extranjero para contagiar a otros clientes.

Ahora, el “man” está pensando seriamente en suicidarse, pero le falta valor.

Tome Nota.

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