Un rey jamaiquino con el sello istmeño

Macao fue testigo del poder que posee Nicholas Walters. N icholas Walters llegó hace seis años a Panamá con el sueño que poseen la mayoría

Enyoline Barría Enyoline Barría

Macao fue testigo del poder que posee Nicholas Walters.

N icholas Walters llegó hace seis años a Panamá con el sueño que poseen la mayoría de los jóvenes que se calzan los guantes: ser campeón del mundo.

En aquella oportunidad, el gimnasio Pedro “Rockero” Alcázar le abría las puertas a este joven boxeador jamaiquino de 22 años con hambre de gloria, pero consciente de que para alcanzarla tenía que dedicar muchas horas de trabajo, disciplina y sacrificio.

Herramientas de éxito que se las dejó plasmadas el experimentado entrenador panameño Celso “El Espagueti” Chávez desde el primer día, y que hoy han tenido su mayor fruto en la ciudad de Macao, China, en una cartilla de renombre que organizó ayer la empresa estadounidense Top Rank, propiedad de Bob Arum.

Así como leen, Walters hizo de Macao su “show”, al despedazar en tan solo cinco asaltos al excampeón del mundo, el armenio Vic Darchinyan, en la segunda defensa de su título pluma (126 libras) de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).

Como en todas sus peleas (24), allí estuvo una vez más “El Espagueti”, que no dudó en explotar de alegría y en pasear sobre sus hombros a Walters, luego de la demostración de poder que dejó su pupilo en la ciudad de Macao.

Poder del bueno, porque fueron tres caídas en total. La primera se dio en el segundo asalto, mientras que las otras dos fueron en el quinto episodio.