Estado Islámico: Rehén español narró su espeluznante odisea
Luego de un año de su liberación, el periodista Javier Espinosa narra por primera vez la odisea que vivió en Siria.
¿Lo notas? Está frío, ¿verdad? ¿Imaginas el dolor que te produciría si te lo clavara? Un dolor inimaginable. Con el primer golpe te cortaría las venas. La sangre se mezclaría con la saliva. La segunda acometida te abriría el cuello. Ya no estarías respirando por la nariz sino directamente por el esófago. Hacéis unos divertidos gritos guturales. Lo he visto antes. Os retorcéis como animales, como cerdos. El tercer golpe te arrancaría la cabeza. Te la colocaría sobre la espalda. Casi un año después de ser liberado, el periodista español Javier Espinosa detalló por primera vez sus días de reclusión a manos del Estado Islámico y plasmó en una crónica en el diario “El Mundo” las interminables jornadas de tortura a las que fueron sometidos él y los demás rehenes occidentales a manos de ‘John el Yihadista’, el matarife del grupo terrorista. “Estaba empeñado en que el rehén entendiera el estremecedor mensaje. Se trataba de que apareciera aterrado en el video. Tras concluir con la cimitarra (sable) decidió recurrir a su pistola. Desenfundó la Glock y la cargó. Me la colocó en la cabeza y apretó tres veces el gatillo. Clic. Clic. Clic”, recuerda Espinosa. “Se llama falsa ejecución. Disparas con el arma bloqueada por el seguro. Aunque eso no lo sabe la víctima. Solo lo descubre cuando no escucha la detonación y comprende que sigue vivo”, agrega. “Ni siquiera esa intimidación les pareció suficiente. La pareja de paramilitares embozados decidió trasladar la presión hacia el fotógrafo Ricardo García Vilanova, mi compañero de viaje. Permanecía arrodillado y con los ojos vendados en otra esquina de la estancia. ‘John’ ordenó a su compañero que le apuntara en la cabeza con el Kalashnikov”, prosigue. “¿Prefieres que le dispare a tu amigo? ¿Quieres ser el responsable de su muerte?”, gritó ‘John el Yihadista’. “Si alguna vez tuve dudas, aquel encuentro me confirmó el carácter psicopático de nuestros interlocutores”, asevera. ___ GUANTÁNAMO EN SIRIA El reportero español afirma haber sido encarcelado durante varios meses en una casa al norte de Alepo (Siria), con otros 22 europeos, estadounidenses y una latinoamericana, hasta su liberación el 29 de marzo del 2014. Según él, el Estado Islámico reunió a los rehenes en una sola cárcel que debía ser la contraparte de la de Guantánamo, la base estadounidense en la isla de Cuba. A los rehenes les dieron un atuendo color naranja. “La camisola anaranjada portaba un número a la espalda escrito en árabe. Yo era el reo número 43”, recuerda. Espinosa cita al periodista estadounidense James Foley, su compañero de cautiverio, secuestrado en noviembre del 2012 y decapitado en agosto del 2014. “Tenían el proyecto desde hace mucho tiempo. El propio jeque iraquí [jefe de los guardias] nos explicó desde el primer instante que pensaban secuestrar occidentales para recluirlos en una prisión de alta seguridad, con cámaras, con numerosos guardianes... Nos dijo que nosotros íbamos a pasar mucho tiempo, porque éramos los primeros prisioneros que capturaban”, según Foley. El periodista español afirma haberse mantenido en silencio desde su liberación porque sus captores amenazaron con ejecutar a otros rehenes si hablaban “antes de que todo haya acabado”. De los 23 rehenes, escribe Espinosa, quince fueron liberados, seis ejecutados y una, la estadounidense Kayla Mueller, murió en febrero en un bombardeo de la aviación estadounidense. La suerte del fotorreportero británico John Cantlie es incierta. ___ EL RUSO EJECUTADO Javier Espinosa cuenta que sus tres guardianes encapuchados, apodados los ‘Beatles’ por los rehenes, los obligaron a mirar la ejecución de un rehén ruso, el ingeniero Serguei Nicolaievich Gorbunov, secuestrado en octubre del 2013 y asesinado en marzo del 2014. El jeque le disparó con una bala explosiva en la cabeza, presumió uno de los guardianes, antes de añadir “¡A lo mejor termináis como él!¡Os obligaremos a desenterrarle, a cavar otra tumba y os meteremos a dormir con él”. Rusia había anunciado en octubre de 2013 que investigaba la desaparición de Gorbunov, que en un video había declarado: “si no me intercambian en cinco días, me matarán”.